Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Las seis mayores constructoras españolas están diversificando de manera importante su línea de negocio. Las empresas líderes del que es, a su vez, el sector líder de la economía española están dirigiendo la mirada hacia campos como las concesiones de gestión de infraestructuras, las energías renovables o los servicios, lo que les permite incrementar, año tras año, su cifra de negocio. Uno de los ejemplos más claros de esta tendencia nos lo da la empresa de Florentino Pérez, ACS, metida en tantas batallas que ya es difícil discernir en qué negocio no actúa.
Por una parte, como máximo accionista de la energética Unión Fenosa, ACS va a proponer en la próxima junta general de accionistas, que el número de consejeros con los que cuenta aumente de los cuatro actuales, a los siete que le corresponderían si hiciese valer los derechos del 35% de las acciones que posee. El problema es que la CNMV podría exigir a la empresa de Pérez que adquiera el 100% de las acciones de la eléctrica, ya que el control del Consejo implica, según la reglamentación actual, la necesidad de presentar una OPA por el total de las acciones de la compañía.
Por otra parte, ACS sigue inmersa en su intento de hacerse con la petrolera Cepsa, a la vez que puede estar también interesada en pescar en el río revuelto que se ha organizado en torno a Endesa y que, para resolver el conflicto provocado por la OPA de Gas Natural y la posterior de la alemana E.On, podría culminar con el troceamiento de la eléctrica española, a cambio de aceptar la compra por parte de la empresa germana.
No puede saberse si las constructoras se cubren las espaldas ante la posibilidad, como piensan algunos inversores, de que el sector esté tocando techo o si, simplemente, disponen de tanta liquidez, que tienen que invertir su dinero en alguna otra actividad para conseguir rentabilizarlo. Veremos cómo se resuelve la apuesta que ACS parece hacer por el mercado energético.