FIRMAS

Las enemistades peligrosas

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
La modificación del Paseo del Prado se ha salido de madre, quizá por el protagonismo de la baronesa Thyssen. Más allá del debate sobre si la reforma es o no necesaria -los partidos de la oposición la habían apoyado en su momento-, y sobre si la posible tala de árboles más o menos centenarios es evitable; más allá de las consecuencias para el Museo Thyssen, la polémica ha servido para poner de manifiesto, una vez más, las discrepancias entre la presidenta de la Comunidad y el alcalde de la capital.

Esperanza Aguirre ha manifestado que no autorizará la tala de árboles en el Paseo del Prado, mientras Ruiz Gallardón defiende la reforma, y la considera necesaria y beneficiosa para Madrid.

Estas discrepancias, que son lógicas y hasta saludables en un debate interno, son perjudiciales para el Partido Popular cuando trascienden al exterior. Por eso me asombra que la dirección del partido diga que la polémica no es mala, y que servirá para mejorar el proyecto. Puede ser, pero lo que no va a mejorar es la imagen del partido, a pocos meses de las elecciones municipales y autonómicas.

Madrid es un bastión que el PP debe defender como algo vital para sus ambiciones de volver al Gobierno de la nación. No parece que el PP haya asimilado muy bien su derrota en las pasadas elecciones generales, ni que su oposición, en lo que llevamos de legislatura, haya sido modélica. En la antesala que son las elecciones municipales y autonómicas, el PP se juega mucho en Madrid, hasta el punto de que si mantiene la presidencia del Gobierno regional y la alcaldía de la capital, por adversos que sean los resultados en otras regiones, no se considerará derrotado y, por el contrario, si pierde en Madrid será una derrota, cualquiera que sea el resultado en otras regiones o capitales. Por eso, en la última etapa de esta legislatura, hay que evitar decisiones impopulares. Y, sobre todo, hay que dar sensación de unidad, por encima de divergencias puntuales. Porque las amistades pueden ser peligrosas, pero las enemistades lo son casi siempre.