Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Más de 50 jóvenes arquitectos procedentes de varios países presentan sus propuestas estéticas tras haber participado en un seminario internacional impartido por figuras internacionales de la arquitectura.
¿Cómo ven los arquitectos noveles el futuro del solar en el que hace seis meses se erigía el emblemático edifico Windsor, ajeno al incendio que el pasado 12 de febrero le convertiría en un montón de escombros? Los alumnos que han participado en el seminario internacional 7 ideas de belleza, 7 técnicas de diseño, organizado por el Ministerio de Vivienda a finales del mes pasado, han dado más de una respuesta a esta pregunta. Un total de 52 jóvenes procedentes de países tan dispares como Australia, Uruguay, Francia o España, han trabajado en grupos sobre la teoría y las enseñanzas de arquitectos internacionales como Greg Lynn, Stefano Boeri, Anne Lacaton, Stan Allen, Josep Lluis Mateo, o Federico Soriano para descubrir los parámetros estéticos que regulan la belleza del siglo XXI y también para, como explica el director del encuentro, Iñaki Abalos, “mostrar lo que veremos próximamente en las ciudades”.
El seminario propuso a los participantes siete paradigmas de trabajo –medioambiental, neomaterial, pintoresca, informe, procesual, banal y pragmática– huyendo del star system de la arquitectura moderna para “explotar técnicas y formar ideas estéticas vivas” que se encuentran flotando en el ambiente académico.
La búsqueda de la belleza.- El ejercicio final de este curso consistió en la elaboración de un proyecto para el solar del edificio Windsor, que durante más de 26 años presidió una de las zonas comerciales más significativas de la capital española. Un reto que dio como resultado catorce diseños novedosos, atractivos y futuristas que pueden contemplarse hasta el próximo 1 de agosto en la exposición organizada en las Arquerías de Nuevos Ministerios, en Madrid.
La muestra arranca con una propuesta que se inspira en las estaciones del año y que tiene en cuenta cómo afecta las diferentes situaciones climáticas en el comportamiento de cada fachada, según su orientación al sol, al viento o al agua. Otro de los proyectos toma como referencia los fluidos que se generan en el interior del edificio –aire acondicionado, agua, circulación de personas– para organizar un modelo en el que los espacios quedan definidos por esos circuitos.
Las vistas panorámicas alcanzan su plenitud en el diseño de Max Trullas, Sofie Troch y Martha Sánchez, que proponen diferentes alturas y también diferentes miradas a Madrid.
Una de las sugerencias más atrevidas es la de los arquitectos españoles Borja Arostegui, Koldo Fernández y María Isabel Gabarró, autores del diseño denominado Sponge, un edificio geométrico que cuenta con una planta observatorio en una de sus fachadas.
Aunque la mayoría de los proyectos parten de un único edifico, también están presentes los diseños que dividen la torre (aunque no el espacio del inmueble). Es el caso del trabajo de Javier Burón, Helder Costa y Mónica Sedano. O incluso la triplican, como el que propone el equipo formado por Marta Alonso, Federica Sanchetti y Marion Michaut, que muestra tres estructuras unidas por varios cinturones.
En otros casos, los diseños recuerdan cascadas de agua, parques urbanos en altura o colmenas cuya estructura luminiscente parece atrapar la luz.
La frescura, el atrevimiento y el futurismo son las características comunes de los proyectos de estas jóvenes promesas de la arquitectura. No en vano Iñaki Abalos recomienda a todos los arquitectos que vayan a concursar en un futuro para proyectar el edificio que ocupe el lugar del Windsor que no dejen de visitar la exposición “porque van a encontrar ideas que pueden contener magníficos proyectos”. A su juicio, la muestra es una cantera de ideas insólitas que intenta recoger lo más atractivo en el ámbito de la construcción de alturas que existe hoy en el panorama internacional