INMOBILIARIO

Los diez grandes buscan más fusiones y contratos de fomento

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Las constructoras e inmobiliarias parecen haber alcanzado una situación de equilibrio en el reparto de poder dentro de sus sectores. De momento, el escenario parece tranquilo, pero no se descartan nuevos movimientos corporativos. Ambos sectores contaban con una posición de partida muy atomizada, y se han ido acostumbrando a continuos procesos de concentración, y, en no pocos casos, a movimientos telúricos de gran magnitud.

Las diez grandes del sector inmobiliario y de la construcción mantienen sus “músculos financieros” en tensión. Están a la espera de nuevos movimientos de fusión, concentración y expansión de sus rivales, para adelantarse, defenderse o atacar. Las batallas por el tañmaño y la diversificación no han terminado. Mientras esperan, sus beneficios y su valor en bolsa suben como la espuma. El mercado aguanta todos los tirones, y junto a bancos y cajas, mantiene un nivel de actividad hipotecaria que sigue siendo la envidia de Europa.

Por el momento, los directivos de las compañías parecen mantenerse ocupados tratando de acercarse al Gobierno Zapatero, para cuando llegue el momento de las adjudicaciones de los trabajos del ambicioso Plan Estratégico de Infraestructuras (PEIT). Salvo pequeños movimientos corporativos, como la reciente compra de más de tres millones de acciones por parte de Hidafa en OHL, que la confirman como la segunda accionista de referencia del grupo, con una participación del 13,40%, la estabilidad es, por ahora, la tónica dominante.

Los sectores constructor e inmobiliario viven cierto orden establecido, después de que haya quedado definido el reparto de poder tras algunos intentos fallidos para convertirse en líderes del sector por la puerta trasera. Atrás quedan los esfuerzos de Sacyr por hacerse con el BBVA y alcanzar una posición de privilegio en la segunda entidad financiera española y latinoamericana. O el intento de Acciona de forzar un acuerdo de fusión con FCC, que hubiera supuesto la creación del primer grupo constructor y de servicios.

El sector presenta un aspecto estable que hace presagiar nuevos cambios. ACS está a la cabeza tras la ejemplar integración de Dragados; Ferrovial le pisa los talones sin necesidad de crecer en tamaño; FCC intenta recuperar su sitio; Acciona tiene dinero disponible para invertir tras la venta de su participación en Vodafone; Sacyr se ha replegado a posiciones más discretas para digerir su fracasado intento de asalto bancario y OHL a lo suyo, en cómodas posiciones lejos de la cabeza.
“Se ha configurado un sector constructor equililbrado, competitivo, en el que los grupos crecen gracias a los servicios, que ofrecen más potencial y son más recurrentes, no dependen tanto de los ciclos. Aunque crecer es siempre bueno para evitar que te coman, los grupos españoles tienen ya un tamaño respetable, respecto a los europeos, y una mayor concentración podría ser contraproducente para el mercado”, dice Jesús Centeno, gestor de inversiones de Gaesco.

En el sector inmobiliario se registra la misma tendencia. En un mercado muy atomizado, se han configurado cinco grandes sociedades dominantes que han sabido adquirir el tamaño suficiente, una carencia histórica que ahora se ve suplida. “Además, están saliendo al exterior, que era otra de las asignaturas que tenían pendientes. Son significativos los casos de Metrovacesa y Colonial. Las compañías españolas han perdido los complejos y ya no son carne de cañón. Están en condiciones de comer más que de ser comidas”, comenta Álvaro Martín, de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Equilibrio político.- El nuevo escenario político ha obligado a ciertos equilibrios de poder en la cúpula de algunos grupos. ·En el sector se dice que, desde que gobierna un presidente que no disimula su sentimiento culé, el palco del Bernabéu ya no es lo que era. Lo cierto es que, desde que Florentino Pérez compatibiliza la presidencia de ACS con la del Real Madrid, el palco madridista es foro de reunión de los profesionales de la construcción y del inmobiliario.

Todos intentan estrechar lazos con los nuevos gobernantes. Florentino Pérez, que tenía solidas relaciones con el Gobierno de Aznar a pesar de sus tiranteces con Álvarez-Cascos, mantiene buenos contactos con la admnistración socialista a través de Alfredo Pérez Rubalcaba, madridista acérrimo y asiduo del director de Comunicación del Real Madrid, Antonio García Ferreras, ex de la SER y polanquista puro.

Luis del Rivero, que también ha sabido utilizar el mundo del fútbol para hacer negocios, se prestó a la maniobra urdida por el asesor económico de Zapatero, Miguel Sebastián, para aniquilar a Franscisco González en venganza por haberle echado del servicio de estudios del BBVA. Del Rivero ha salido tocado de esa historia, pero ha sabido retirarse a los cuarteles de invierno a esperar su momento para ascender peldaños en la escalera de los poderes fácticos.

Fomento de Construcciones y Contratas ha optado por Rafael Montes para relevar a Marcelino Oreja, hombre del PP, muy cercano a José María Aznar. Montes ofrece un perfil más profesional y es de la entera confianza de Esther Koplowitz.

De ahora en adelante.- Esta reordenación no es baladí, ya que está en juego el mayor paquete de obra civil de la historia de España: el Plan Estratégico de Infraestructuras del Transporte (PEIT).

Los grandes grupos quieren reducir su dependencia del ladrillo y profundizar su diversificación hacia los servicios. Buscan sectores maduros, recurrentes y ligados a la actividad constructora, como las concesiones de autopistas, la gestión de aguas, los residuos urbanos, la logística o los servicios aeroportuarios. Es una diversificación también hacia nuevos negocios con un futuro prometedor, como las energías renovables, principalmente la eólica, o la liberalización del ferrocarril.

En el sector inmobiliario, la tendencia es engordar las carteras patrimoniales, siguiendo el modelo de las anglosajonas. Así lo han hecho Metrovacesa y Colonial. Vallehermoso tiene esa vertiente cubierta gracias a su filial Testa. No lo han hecho todavía Fadesa ni Urbis, que siguen volcadas en la promoción.