Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El edificio que ha diseñado el arquitecto español Santiago Calatrava para la denominada “Zona cero” de Nueva York ya está construyéndose. Es un intercambiador público de transportes con una estructura de acero, hormigón, piedra y cristal que posee forma de pájaro. Su creador asegura que simboliza la vitalidad, la esperanza y la libertad.
Cuando comenzó a dibujarlo, Calatrava se inspiró en su hija liberando un pájaro. “El diseño celebra la vida. Lo hice pensando en las próximas generaciones. A todos los que trabajamos en el proyecto nos mueve la fe en esta ciudad”, ha declarado el arquitecto valenciano.
El intercambiador se sitúa en la plaza Wedge of Light, y ha sido concebido como un espacio de quietud entre los densos edificios que está previsto construir en ese lugar. La estructura tiene además como objetivo la creación de una sucesión de espacios verdes, que se extenderán desde Park Row y el City Hall Park a la Iglesia de St Paul, y desde aquí, al jardín del Memorial.
El acto de colocación de la primera piedra de este “edificio-monumento” ha contado con la presencia de varias autoridades de Nueva York, como el secretario de Transportes de Estados Unidos, Norman Mineta, el gobernador de Nueva York, George Pataki o el alcalde, Michael Bloomberg. Varios familiares de las víctimas también quisieron estar presentes. El arquitecto valenciano ha indicado que su obra “intenta reflejar las emociones de las personas y como éstas tienen su espejo en la arquitectura”.
Para ello ha concebido una estructura translúcida en la que la luz se convierte en protagonista. La parte del edificio que es visible desde la calle está formada por un arco ovalado de cristal y acero, de aproximadamente 115 metros de largo, 38 de ancho y 32 metros de alto.
Para el diseño de la estructura exterior, Santiago Calatrava se ha guiado por diferentes tradiciones, como la bizantina o la egipcia. La estructura de cristal permitirá que la luz natural entre en el intercambiador, llegando hasta los mismos andenes, situados aproximadamente a unos 18 metros por debajo del suelo. Por la noche, el edificio se iluminará, convirtiéndose en un faro para el entorno.
En los días en que la climatología lo permita, y cada 11 de septiembre, la cubierta se abrirá, hasta alcanzar su anchura máxima, que es de 13 metros. Las personas que estén dentro del edificio podrán contemplar el cielo desde el interior y disfrutar de la luz natural que inundará el intercambiador. Este es el motivo por el que Santiago Calatrava afirma que el edificio está sustentado por “columnas de luz”.
Las obras no terminarán hasta 2009 y tendrán un coste de 2.000 millones de dólares (1.626,8 millones de euros).