FIRMAS

Felipe VI: ¿Monarca federal?

Raúl Heras

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Las futuras revisiones estatutarias de todas y cada una de las 17 Comunidades autónomas parecen imparables, sea cual sea el grado de desarrollo de “autogobierno” o “independencia” que alcance cada una de ellas y que estará marcado sin ninguna duda por lo que suceda con los Estatutos de Cataluña y País Vasco.

Si en el caso del primero está por descubrir hasta que punto el dictamen del Consell Consultiv de la Generalitat va a rebajar el grado de pretensiones que desea alcanzar el gobierno tripartito de Pascual Maragall, Carod Rovira y Joan Saura; en el segundo, una nueva entrevista entre el lendakari Ibarretxe y el presidente Zapatero, en el palacio de La Moncloa dará medida de hasta qué punto las conversaciones para solucionar el “problema vasco” con la violencia de ETA incluída van por mejor o peor camino.
¿Puede reinar Felipe VI?, es la pregunta básica que se hacen no pocos españoles, y no menos lideres políticos y empresariales. Se habla de un país juancarlista por el papel crucial desarrollado por el actual Rey en la transición de la dictadura a la democracia; pero se insiste en que España, en su fondo histórico, es una nación republicana a la que le gustaría volver a la legalidad que se rompió en 1936 con el levantamiento militar acaudillado por Franco. A esa pregunta le sigue otra: si Felipe VI reina, ¿lo hará como monarca federal, teniendo que ir a “jurar” su lealtad constitucional a cada una de las diferentes autonomías, convertidas en conjunto en una Federación, de forma parecida a lo que hicieron y tuvieron que hacer hasta la llegada de los Borbones los diferentes monarcas españoles?.

Una tercera cuestión que aparece en el calendario político, sin mencionarla de forma directa y que hace que las preguntas ante la figura del Príncipe de Asturias se tomen por los preguntados con una enorme cautela es: ¿puede la reforma estatutaria que se avecina ser la base sobre la que se establezca el cambio de régimen, pasando España de ser una Monarquía a una República?. Y si así fuera, ¿son conscientes de ello los dirigentes políticos en general y los dos líderes de los partidos mayoritarios, Zapatero y Rajoy, en particular?.

Treinta años de Monarquía en paz y consenso no parecen haber cerrado por completo los deseos republicanos de una buena parte de los españoles. El propio debate abierto desde la izquierda más radical, pero con el consentimiento pasivo de la derecha, sobre la II República, la guerra civil, la dictadura y sus respectivas consecuencias en el “alma política” de los españoles coloca a la institución monárquica en el centro de la misma, y al Príncipe en el centro del centro, como figura destinada a suceder a un Rey que, nombrado por el Dictador ha sabido en estos años “ganarse el puesto” ante los españoles, sea cual sea el signo de los mismos.

Convertirse en Felipe VI no va a ser tarea fácil. Lo reconocen en la propia Casa Real y así lo ha comentado el Príncipe entre sus más allegados. E incluso es una de las cuestiones de las que le gusta hablar cuando “interroga” a los que le visitan. Tiene mucho ganado por don Juan Carlos y doña Sofía, pero hay mucho que tienen que ganar él y Letizia Ortiz, y a esa tarea parece que dedican el cien por cien de sus esfuerzos. Ganarse una imagen y defender una “necesidad” institucional para la Monarquía constitucional, cuando la Europa de los 25 se abre como una granada llena de interrogantes sobre su propia integración desde la diversidad y sobre los órganos que deben regirla, y las propias Comunidades autónomas amenazan el mínimo de integración estatal necesario para seguir considerando a España como una Nación con mayúscula, requieren de una habilidad, paciencia y pactos políticos y personales que van a obligar a don Felipe y a doña Letizia a sacar lo mejor de sí mismos. Y no está nada claro que nuestros actuales dirigentes políticos les vayan a facilitar la tarea, ni desde el Gobierno central y los distintos gobiernos regionales; ni desde las diferentes oposiciones que existen. Y vaya por delante que seguramente no es Esquerra Republicana e Izquierda Unida las formaciones que más preocupan en el palacio de La Zarzuela.
¿Debe la Casa Real y en concreto sus máxima figuras, don Juan Carlos y don Felipe, entrar en el debate entre monarquía y republica?; ¿deben no darse por enterados, mirar hacia otro lado y esperar a que se cumplan las premisas sucesorias, sea cual sea el momento que se escoja para ese tránsito?. En ese último punto; ¿debe el Rey, en plenitud de facultades, abdicar en su hijo para, de alguna manera, tutelar esos primeros pasos de Felipe VI, separando la cuestión de la muerte física de la herencia monárquica?.

Muchas preguntas pueden y deben hacerse, y muy pocas respuestas pueden y deben darse. Defensores y detractores de la Monarquía y de su utilidad en la España del inicio del Tercer Milenio colocarán los argumentos sobre la mesa. ¿Contribuirán Zapatero y Rajoy, sus equipos y sus antecesores en los cargos a resolver el dilema o dejarán que se extienda por toda la geografía con nuevas aportaciones de índole político, económico, social y cultural?. Lo que ya si sabemos todos es que los Estatutos de autonomía y sus grandes reformas van a abrir todas las puertas. Veremos como se cierran, si es que es posible cerrarlas.

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