Reducir la siniestralidad reporta beneficios sociales y economicos
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El control de los riesgos laborales en la construcción no empieza ni acaba en la obra. Los expertos afirman que los problemas derivados de la subcontratación, el incumplimiento de la normativa y la escasa cualificación de algunos trabajadores son las causas del incremento de la siniestralidad laboral en el sector. Entre las soluciones proponen la formación, la profesionalidad, la prevención en la fase de proyecto y el desarrollo de una cultura preventiva.
En los últimos años, las grandes empresas dedicadas a la promoción y a la construcción han tomado conciencia de la necesidad de dar prioridad a la prevención de los accidentes laborales. La mayoría de los trabajos desempeñados en el sector son considerados actividades de riesgo. De hecho, la construcción es uno de los sectores que registra un mayor índice de siniestralidad laboral.
En líneas generales, la construcción se caracteriza por el cambio constante de actividad y lugar de trabajo, la confluencia de varias empresas en un mismo proyecto, los elevados ritmos de trabajo, la temporalidad y la influencia de la meteorología adversa. Los expertos afirman que, si bien estas circunstancias son consustanciales a la propia actividad del sector, otras situaciones susceptibles de provocar accidentes pueden evitarse si todos los implicados en la proyección, ejecución y revisión de la obra ponen de su parte.
Ordago a la subcontratación.- Los problemas derivados de la subcontratación en cadena encabezan la lista de preocupaciones del sector. Luis Rosel, director del área de seguridad y salud de la Fundación Laboral de la Construcción (organismo paritario creado por la patronal y los sindicatos), asegura que la subcontratación ha pasado de ser un recurso para aprovechar la especialización en el trabajo, a convertirse en un mecanismo para que algunas empresas ganen más dinero “apareciendo y desapareciendo sucesivamente”.
Los sindicatos, por su parte, consideran perjudicial el incremento incesante de la subcontratación de actividades a través de empresas que tienen poca capacidad de organización preventiva. “En algunos casos se llega a dar tal cantidad de niveles de subcontratación que el trabajador no sólo desconoce las medidas preventivas, sino que, además, no sabe para quién está trabajando”, señala Vicente Sánchez, secretario de salud laboral de Fecoma-CCOO. Por este motivo, Sánchez insta a las administraciones públicas a que limiten la subcontratación en sus proyectos y contraten sólo a las empresas que puedan garantizar la seguridad de la obra con sus propios trabajadores y medios.
Otra medida sería, según Ricardo Cortés, director técnico de Seopan, clasificar y calificar a los más de 300.000 contratistas (incluidos los autónomos) que operan en el sector. Una opinión que comparte el director de prevención de OHL, Gregorio Nieto: “No se debería ofrecer la posibilidad de construir a las empresas que no puedan garantizar la seguridad de sus trabajadores”, afirma.
La aplicación de las normas.- El incumplimiento real de las normas de prevención y de seguridad es una de las prácticas que puede causar un mayor número de accidentes laborales, según los expertos. En este sentido, el responsable de construcción de la Federación de Metal, Construcción y Afines de UGT (MCA-UGT), Saturnino Gil, explica que algunos empresarios o contratistas “suelen preocuparse más por el cumplimiento formal (o sobre el papel) de las normas, que por ponerlas en práctica realmente en las obras”.
Este es uno de los frentes que compete directamente a las administraciones públicas. A comienzos del mes pasado, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales anunció su intención de intensificar las inspecciones y las visitas en el sector de la construcción. Para este año se prevén un total de 80.000 visitas y 300.000 actuaciones, que están enmarcadas en la denominada Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo, promovida por el Gobierno.
En la Fundación Laboral de la Construcción señalan que, aunque estas medidas de control sean útiles para reducir los riesgos laborales, deberían completarse con mecanismos de asesoramiento y formación. “Las normas sólo se cumplen cuando la sociedad es consciente de que implican un beneficio económico y social”, destaca Rosel.
Hacia una cultura preventiva.- La formación, la profesionalidad y la planificación de la prevención en la fase de proyecto son, para la mayoría de los expertos, los pilares básicos para controlar los riesgos en la construcción. De hecho, cerca del 60% de los accidentes que se producen tienen su origen en las improvisaciones acometidas en la fase de elaboración y diseño del proyecto, según informa Nieto. El experto asegura que en el mercado hacen falta profesionales que prioricen la seguridad en las fases previas a la ejecución de la obra.
Esta es una de las razones por las que en Fecoma-CCOO proponen crear la asignatura “proyectos seguros” en las carreras de ingeniería y arquitectura. “Si la Universidad no tiene en cuenta la prevención, difícilmente la tendrán sus alumnos en los proyectos”, explica Sánchez.
Las grandes constructoras dedican mucho tiempo y recursos a promover actividades encaminadas a prevenir los accidentes laborales. Sin embargo, los expertos aseguran que estas “buenas intenciones” adolecen de falta de coordinación y de enfoque, ya que la formación preventiva se centra en cuestiones técnicas, en lugar de mostrar comportamientos o actitudes adecuados. “La formación tiene que implicar a toda la sociedad. No sólo hace falta saber cómo se hacen las cosas, también hay que querer hacerlas”, explica Rosel.
La profesionalidad de los implicados en el sector –promotor, proyectista, contratista y operario– es, para el director de prevención de OHL, Gregorio Nieto, una de las principales medidas para reducir la siniestralidad laboral. El experto asegura que la falta de cultura preventiva que existe hoy en España no es sólo culpa de los contratistas, ya que, a su juicio, son los promotores, tanto públicos como privados, los que tiene la llave de la prevención. “Los promotores son los que pagan. Y los que pagan, pueden exigir”, explica.
Más allá de las estadísticas.- El año pasado se registraron un total de 223.603 accidentes de trabajo con baja laboral en la construcción, según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Las cifras de los últimos meses reflejan que existe una tendencia creciente. Sin embargo, los representantes del sector y los sindicatos no confían en la representatividad de las estadísticas oficiales, debido a la dificultad para registrar los datos de los cientos de miles de pequeños y medianos contratistas que operan en el mercado.
Las grandes constructoras de Seopan aseguran que su índice de siniestralidad se encuentra un 50% por debajo de esta media. No en vano la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que en noviembre de este año cumplirá una década, obliga a las empresas con más de 250 trabajadores a desarrollar su propio departamento de prevención. Aunque la situación ideal sería, según Carolina Rodríguez, directora de seguridad, calidad y medio ambiente de Obrum, que también los contratistas, que son los responsables directos de la ejecución de la obra, fueran capaces de integrar la prevención y la seguridad. Sin embargo, la falta de medios y recursos les dificulta esta tarea. Y ésta es una de las razones que ha provocado en los últimos años un crecimiento extraordinario de las empresas especializadas en la prevención de riesgos laborales. Según el director general de Controlex, Felipe Arispe, las empresas especializadas cumplen una función básica a la hora de concienciar a los trabajadores y a la sociedad en pro de una cultura preventiva. “Los operarios han conseguido acostumbrarse a estar rodeados de medidas de seguridad para trabajar, de tal manera que, cuando trabajan en otros proyectos, son ellos mismos los que demandan esa protección”, explica.
En definitiva, el futuro de la prevención pasa por una concienciación colectiva, y no sólo del empresario.
Uno de cada cuatro inmigrantes afiliados trabaja en la construcción
La cuarta parte de los extranjeros afiliados a la Seguridad Social que cotizan al Régimen General trabaja actualmente en la construcción. Según los datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, el pasado mes de mayo un total de 240.556 foráneos operaban en el sector, una cifra que supone un incremento del 27% con respecto al dato registrado en el mismo periodo de 2004. La diferencia es aún más significativa si el dato de mayo se compara con el de 2000, que finalizó con un total de 41.906 extranjeros trabajando en la construcción.
Estas cifras evidencian que en los últimos años se ha producido un incremento importante del número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social en las actividades relacionadas con la construcción. No en vano el sector concentra el 25% de la presencia de trabajadores inmigrantes, por delante de otros ámbitos, como la hostelería, las actividades inmobiliarias, el comercio y la industria manufacturera.
Desprotegidos.- En el día a día de la construcción, los inmigrantes corren los mismos riesgos que el resto de los trabajadores. Sin embargo, Luis Rosel, director del área de seguridad y salud de la Fundación Laboral de la Construcción, afirma que una parte significativa de los accidentes más graves se registran en este colectivo porque la construcción se ha convertido en un “sector de acogida para trabajadores que no están cualificados”. Algo que comparte Carolina Rodríguez, directora de seguridad, calidad y medio ambiente de Obrum, que afirma que está demostrado que la mayoría de los trabajadores extranjeros que sufren accidentes cuentan con poca o nula experiencia, tanto en la obra como en el sector.
Los representantes sindicales aseguran que existen varios factores que hacen que los inmigrantes sean más sensibles a sufrir accidentes laborales. Vicente Sánchez, representante de salud laboral de Fecoma-CCOO los resume en cuatro puntos: la precariedad en la contratación, su situación económica y social –que les impide denunciar irregularidades–, su desconocimiento de la ley, su eventualidad dentro de la empresa y las dificultades con el idioma.
Una opinión que comparte Saturnino Gil, responsable de construcción de MCA-UGT, que considera necesario facilitarles información y formación específicas, adaptadas a sus peculiaridades sociales y lingüísticas.
Por su parte, el director técnico de Seopan, Ricardo Cortés, cree que los contratistas deberían incidir especialmente en la formación de los operarios extranjeros. Para ello, considera necesario proporcionarles manuales de prevención de riesgos en sus respectivos idiomas.