ENTREVISTA

Raphael Andrieu: “Ha existido ‘burbuja’ residencial, pero ya se está regulando"

Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
El regreso de Raphael Andrieu a los ‘ruedos’ inmobiliarios se ha producido dos años después de su marcha de Auguste Thouard, en la que estuvo dieciséis años. Acompañado por socios a los que le une mucho más que el capital que han invertido en crear la sociedad Artemis-Exa, Andrieu y su equipo se proponen llevar a esta nueva sociedad a los primeros puestos del ranking de agencias inmobiliarias. Sin prisas, pero sin pausas, su objetivo es alcanzar una facturación cercana a los nueve millones de euros este año, llegando a realizar entre 400 y 500 operaciones anuales, eso sí, siempre con grandes firmas.

- Tras la venta de su participación en la compañía Auguste Thouard, desapareció del mundo inmobiliario. ¿Le picaba el ‘gusanillo’ del sector y por eso decidió montar esta Artemis-Exa?
- Echaba de menos el día a día de este sector, una inquietud que compartía con algunos de mis antiguos colegas y amigos, por lo que decidimos crear una empresa que reuniese todas las características que creíamos eran imprescindibles para ser una de las mejores compañías del mercado inmobiliario. Así, en sólo dos meses, nació Artemis. Al poco tiempo vinieron a hablar con nosotros los creadores de Exa, a los que ya conocíamos de nuestra anterior experiencia, y decidimos comprarla.

Actualmente, llevamos más de año y medio trabajando en el sector bajo la marca Exa, aunque la compañía se denomina Artemis-Exa, y tenemos una plantilla cercana a las 50 personas. Contamos con una división de oficinas, otra de retail, industrial e inversión. Y sedes en Madrid, Barcelona, Bruselas y París. Nuestros servicios abarcan desde el asesoramiento inmobiliario, pasando por la intermediación, inversión y corporate para grandes clientes.
- ¿Y cómo ha sido el primer año de vida de la compañía?
- No nos ha ido nada mal, ya que hemos cerrado más de 230 operaciones. En agencia hemos facturado unos siete millones de euros (sin incluir residencial), lo que nos sitúa entre las siete primeras del sector a nivel nacional.

- Ya que hablamos de números, ¿qué cifras esperan obtener a finales de este año?
- Pretendemos aumentar nuestra facturación más de un 40%, hasta alcanzar los 8,50 millones de euros. El objetivo es conseguir que en dos años nuestra división de agencia sea la que de más dinero, llegando a realizar entre 400 y 500 operaciones anuales.

- ¿Cuáles son los objetivos del grupo a corto y medio plazo?
- Lo primero es consolidar nuestra actividad en España, abriendo dos oficinas más, una en el sur, y otra en Valencia o Zaragoza. También tenemos que reforzar nuestra apuesta por París, donde sólo llevamos unos meses trabajando. Y, por supuesto, convertirnos en un grupo rentable, que realice operaciones a nivel europeo, sin olvidar pasarlo bien, que de eso se trata, porque ante todo, esto es una aventura humana, ya que todos los que formamos este equipo hemos rechazado ofertas de trabajo de grande compañías del sector porque nos unía algo más que los negocios.

- Después de París y Bruselas, ¿cuáles serán los próximos pasos fuera de nuestras fronteras?
- Las nuevas aperturas en el extranjero dependerán de si encontramos o no socios con los que compartamos objetivos y forma de trabajar. Vamos a tomarnos con calma la diversificación geográfica internacional, buscando el mejor momento y el mejor ‘compañero de viaje’

- Ahora que se están dando numerosas operaciones corporativas en el sector y qué las compañías se plantean ‘salir de compras’ por el extranjero, ¿no resulta difícil emprender un negocio como el suyo?
- Creo que los grandes grupos ya están consolidados y no va a haber muchos más movimientos corporativos. De todas formas, existe un nicho de mercado claro para los grupos independientes, como el nuestro, que tienen ganas de trabajar bien, y que tienen una experiencia probada en el sector, como es nuestro caso.

- En el ranking de agencia español, ¿en qué posición se ubicaría Artemis-Exa?
- Creo que estamos entre las siete primeras, con una facturación de siete millones de euros, sin contar residencial, y nuestro objetivo es llegar a los 8,50-9 millones de euros de facturación este año.

- ¿Cómo describiría el panorama actual que vive el sector inmobiliario nacional?
- Creo que el mercado está muy activo. En el sector de oficinas la cosa no está tan mal como la pintan; los buenos edificios siguen alquilándose bien. En industrial, los precios siguen firmen, y en retail existe una gran liquidez por parte de los inversores, que siguen demandando nuevos productos. En cuanto al suelo, siempre que éste sea digno, se vende en menos de una semana.

- ¿Qué supondría para una empresa como ésta que Madrid se convirtiera en sede de los Juegos Olímpicos de 2012?
- Pues mucho. Los mercados hotelero y de centros y locales comerciales se convertirían en un gran negocio. Serían muchas las empresa que querrían instalarse aquí. El problema surge una vez han pasado los Juegos. En Barcelona, por ejemplo, los dos años siguientes a las Olimpiadas del 92 fueron muy duros para el mercado inmobiliario, aunque creo que Madrid está más preparada que la Ciudad Condal en ese sentido. No obstante, el resultado también dependerá mucho de en qué punto se encuentra el ciclo inmobiliario en ese momento.

- Hablando de ciclo inmobiliario, ¿es de los que opina que existe una ‘burbuja’?
- Creo que ha existido ‘burbuja’ en el mercado residencial, pero se está regulando poco a poco. Y en el mercado de oficinas no creo que vaya a haber un batacazo.

- Si comparamos el mercado inmobiliario español con el de otros países, como Inglaterra y Francia, ¿con qué nos encontramos?
- En los últimos años el mercado de las principales ciudades españolas ha acelerado con mucha fuerza y muy rápidamente, mientras que el crecimiento de mercados como el de Londres o el de París van con más calma. En definitiva, Madrid, Barcelona y Valencia han hecho en estos últimos diez años lo que la capital francesa tardó en hacer tres décadas.

De hecho, Madrid se ha convertido en una de las ciudades más caras de Europa, en lo que a residencial se refiere, y el metro cuadrado en la capital española es ya más alto que el de París.

Muy personal
"La gente es lo que me ha hecho volver al sector"

- Su trayectoria profesional ha sido muy ajetreada, ¿cómo aterriza en el mercado residencial español y después de abandonarlo regresa de nuevo?
- Llegue a España en el año 1988-89 para hacer dos meses de prácticas en Auguste Thouard, donde mi familia era accionista de referencia, y acabé quedándome 16 años en el grupo y en el país. En el año 2000, mi familia abandonó el grupo y yo me tomé dos años sabáticos, realizando negocios que no tenían nada que ver con el sector. Un día me encontré con antiguos compañeros y me propusieron crear una nueva compañía donde todos fuéramos socios, y nos lanzamos a la aventura.
- ¿A qué hubiese preferido dedicarse?
- Cuando era pequeño, quería ser futbolista, después quise ser educador de niños con problemas, pero los estudios no eran lo mío, así que intenté ser actor, pero no tuve la paciencia o el talento suficientes para conseguirlo. Fue entonces cuando me metí en un negocio de restauración que me enseñó mucho sobre la dureza del trabajo... Mi sueño ahora es dedicarme a atender fundaciones de carácter social y a actividades no lucrativas.
- ¿Qué es lo que más le gusta del sector?
- La gente, el equipo humano es lo que me ha hecho volver al sector y lo que cada día me ayuda a seguir adelante. Además, el trabajo es agradable porque tienes oportunidad de conocer gente muy diferente y ningún día es igual al anterior.
- ¿Y lo que menos?
- La falta de ética que aún sigue existiendo, aunque cada vez es menor, y el hecho de que el dinero se anteponga a todo, incluso a las personas.
- Sus principales aficiones…
- No tengo mucho tiempo libre y el que tengo, se lo dedico a mis hijos. Además, me gustan los toros y el fútbol.

Así lo veo

Un rostro que engaña. Su fama de conquistador le precede, y su acento francés y su rostro podrían hacer pensar que es cierta, pero detrás de esta ‘frívola’ fachada se esconde un gran corazón y un hombre que ha demostrado saber llevar un negocio, eso sí, siempre acompañado de buenos socios y amigos. Raphael Andrieu llegó al sector inmobiliario casi por imposición, pero ha llegado a tomarle ‘cariño’. Lo que más le gusta de este negocio es la gente.

Jugando al escondite. Después de dieciséis años trabajando en Auguste Thouard, gran parte de ellos como cabeza visible de la compañía en España, Andrieu abandonó el grupo, y con él, el mercado inmobiliario. Dos años se mantuvo fuera de las miradas del sector, hasta que antiguos compañeros acudieron a buscarle en busca de un nuevo socio para crear una empresa en la que sumar esfuerzos y compartir sueños.

La generosidad. “Lo normal es que los que hemos tenido suerte en la vida podamos devolver un poquito de lo que nos ha venido dado a los que más lo necesitan porque no han tenido esa suerte”, dice el presidente de Exa-Artemis. Por eso, el sueño de Raphael Andrieu es ganar el dinero suficiente para retirarse de los negocios y dedicarse “en cuerpo y alma” a lo que más le gusta, ayudar a los demás: “ayudar a que la gente sonría”.

Así se ve
Un buen amigo. La gente, los amigos, el trato humano son cosas que Andrieu valora mucho. De hecho, sus negocios están basados en estos pilares. Por eso, odia los ordenadores y los e-mails, y prefiere las reuniones “de tú a tú” o, en su defecto, el teléfono. Asegura que esta peculiaridad suya le lleva a gastar una media de entre una y dos baterías de móvil al día. Quizá si lo definiese Quevedo diría de él:”Erase un hombre a un móvil pegado…”

Vocación de padre. Los niños siempre le han gustado a este empresario. De hecho, cuando era joven pretendía convertirse en educador de niños con problemas. Sin embargo, las circunstancias laborales no le han permitido dedicar a sus hijos todo el tiempo que le hubiese gustado. Ahora quiere que eso cambie y se ha tomado las cosas con más calma. “Mis hijos son lo primero y quiero asumir mi tarea de padre, algo que no hice cuando estaba casado”.

Virtudes y defectos. Confiesa que su principal defecto es que no sabe decir que no, y su mayor virtud es la ética. Una ética que, cree, a veces falta en los negocios. “El mercado inmobiliario mueve grandes cantidades de dinero y eso parece ser lo más importante, anteponiéndose incluso a las personas, y esa es la parte que menos me gusta del sector”, explica Andrieu. Su forma de trabajar pasa por la formación de gente joven.