Luis Lianes
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Nagisa es el nombre empresarial de Naval Gijón, S.A., un astillero privado que se dedica a hacer barcos. Y esto no es una perogrullada,aunque lo parezca, porque la mayoría de los inversores que han acudido, hasta ahora, a las privatizaciones de astilleros no tenían interés en los barcos, sino en los terrenos de los astilleros. Ahí está el dinero. Pues bien, Nagisa tiene muy avanzada una oferta a la Sociedad Española de Participaciones Industriales (Sepi) para comprar Izar Gijón, otro de los astilleros en la lista de privatizaciones, junto a los de Sevilla, Manises y Sestao.
Y detrás del interés de Nagisa en Izar Gijón está nada más y nada menos que la larga sombra de Florentino Pérez. El presidente de ACS y del Real Madrid forma parte del grupo de inversores que pondrían el dinero para comprar el astillero asturiano de la Sepi. La idea, dicen, es mantener la producción. Y niegan hasta la afonía que el interés final sean los terrenos en los que se asienta el astillero gijonés.
Tanta es la fe que ponen en negar esa intención, que la oferta a la Sepi contempla la posibilidad de que los terrenos continúen siendo de titularidad pública, y que lo que se privatice sean sólo los activos industriales de la factoría: es decir, las naves, la maquinaria y las grúas.
Los de Nagisa quieren construir cargueros de tamaño mediano, que es la especialización de los astilleros alemanes, igual que los italianos se han especializado en barcos de crucero. La música suena bien, pero hay una sombra de duda. El presidente del Principado, Vicente Alvarez Areces, ha cortado el grifo de las ayudas públicas a Nagisa. Dice que es la empresa asturiana que recibe más ayudas del Gobierno autónomo. Y ya se ha cansado. Sólo volverá a abrir el grifo si el gestor de Nagisa pone sobre la mesa carga de trabajo suficiente para garantizar la viabilidad del astillero. Pero si los nuevos gestores no son capaces de asegurar carga de trabajo para un astillero, más difícil es hacerlo para dos. Claro que el poder de Florentino Pérez es lo suficientemente grande como para resolver este dilema…