Ha supuesto una inversión de 480 millones
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Madrid.- En la ciudad financiera del SCH la actividad es frenética; las máquinas y los operarios trabajan a destajo en la nueva sede del grupo, que acogerá los servicios centrales del primer banco español y aspirante al décimo puesto del ranking mundial.
El complejo estará operativo en enero. A partir de entonces comenzará el traslado de los 5.500 empleados de los servicios centrales del grupo que allí trabajarán. La mudanza se prolongará hasta el mes de abril.
La nueva ciudad financiera dispone de una superficie total de 140.000 metros cuadrados, a los que hay que sumar 81.000 más, destinados a actividades complementarias, que van desde instalaciones deportivas, una guardería para 400 niños, una centro de convenciones, una residencia donde se alojarán a los asistentes a los cursos de formación, cinco restaurantes –que ofrecerá abanico de cocina internacional–, la exposición permanente de la Fundación Marcelino Botín y hasta un campo de golf.
Los servicios centrales se distribuyen en nueve edificios de última generación que sustituyen a las 23 sedes que actualmente el banco tiene repartidas por distintas zonas de Madrid.
La inversión total de este proyecto largamente acariciado por Botín asciende a 480 millones de euros, que han sido financiados en su totalidad con la venta de los activos inmobiliarios que ahora quedarán vacíos.
Incluso, esa venta reportará a la cuenta de resultados del grupo unas plusvalías cifradas en 356 millones de euros. A esta espectacular operación inmobiliaria hay que sumar un ahorro en alquileres de 21 millones anuales.
La Ciudad Grupo Santander –ese es ya el nombre oficial del campus financiero– es el primer complejo de estas características que se construye en España y sigue la tendencia de los grandes campus, como el de Bouygues, en Francia; el de Fiat, en Italia, o los de Microsoft, First Fidelity, IBM o General Motors, en Estados Unidos.
La construcción de los nueve edificios –salidos de la mesa de diseño de Kevin Roche, uno de los más prestigiosos arquitectos estadounidenses– se habrá concluido en un tiempo record de dos años.
En su diseño ha primado el respeto al medio ambiente. Todo el complejo es de baja edificabilidad –inferior al 20% de la superficie que ocupa-, se han recuperado las zonas verdes con la plantación de 2.500 árboles. Además, dispone de un sistema de reutilización del agua.