La Contraportada
Mónica Figueres/Taipei
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
La torre Taipei 101 hace parecer insignificantes a los ‘altos’ edificios de esta ciudad. Se trata del Goliat de las construcciones que, con sus 508 metros de altura y su aspecto de gigante indestructible, ha superado, tanto en tamaño como en tecnología, a los colosos inmobiliarios más impresionantes del planeta: las Torres Petronas.
Se acabó el reinado de las Torres Petronas de Kuala Lumpur, en Malasia, como los edificios más altos del mundo. Taipei 101 se ha colocado “en lo más alto” del podium de construcciones más grandes del planeta desde que fuera inaugurado, el pasado 18 de octubre. Así, las Petronas ocuparán la segunda plaza, aunque sólo durante tres años, que será el tiempo que tarden en terminar las obras de construcción del Shangai World Financial Center, que con sus 492 metros de altura y su original diseño se colocará también por delante de las de Kuala Lumpur en el año 2007.
La torre de Taipei se levanta retadora en medio de la ciudad como un coloso indestructible de cristal, hormigón y acero a prueba de desastres naturales, con 101 pisos y 508 metros de altura. Desde los atentados del 11 de septiembre son muchos los que se muestran reticentes a trabajar o vivir en este tipo de construcciones. Pero no son los “acólitos” de Bin Ladem lo que más preocupa a los futuros inquilinos del edificio, sino los fuertes terremotos que amenazan permanentemente la zona y que pueden llegar a hacer temblar a las torres más sólidas.
Hace tan sólo cuatro años se registró un movimiento de tierras con una intensidad de 7,6 en la escala de Richter en el lecho marino del Pacífico que causó la muerte a más 2.400 personas y destruyó unos 50.000 edificios. Ante este peligro incontrolable, los arquitectos han diseñado un sistema de prevención que pueda absorber sin problemas seísmos de hasta 7 puntos de intensidad en la escala abierta de Richter.
Las obras del rascacielos deberán estar concluidas totalmente el próximo año. En su interior se instalarán el Mercado de Valores, oficinas para 12.000 personas y un centro comercial. Y, puestos a batir todos los records, tendrá también el ascensor más rápido del mundo, que podrá llegar desde el piso 90 hasta la planta baja en sólo 39 segundos.
Esto demuestra cómo las construcciones emblemáticas orientales no son sólo aquellas pagodas que fueron construidas hace miles de años para que algún dios recibiera el culto que merecía, sino que en sus ciudades se levantan nuevos templos de culto que atraen las miradas del mundo entero. Este será el caso de Taipei 101 que, además, tiene cierto parecido en su diseño con aquellos edificios sagrados de tejados superpuestos.
Y lo que es bastante evidente es que a los asiáticos les gustan especialmente las alturas: dentro de tres años concentrarán, en sólo cuatro edificios, un total de 1.904 metros de altura (casi 2 kilómetros) apuntando hacia el cielo.