Exitos y fracasos

El éxito de Metrosur no debe sorprender a nadie. Los problemas de transporte en los grandes núcleos urbanos del sur de Madrid -Leganés, Getafe, Fuenlabrada, Móstoles, Alcorcón...- tienen la mejor solución bajo tierra, en el suburbano. Las cifras son contundentes: más de tres millones de viajes en junio, más de 118.000 viajeros diarios, ahorro de tiempo y de dinero.

Como contraste, el fracaso de la política de vivienda. Se construyen muchas casas, pero a precios inasequibles para la mayor parte de la población que desea acceder a un piso. Los créditos hipotecarios están bajos, pero endeudan por treinta años o más, y les queda poco por bajar, y mucho por subir. La Administración se encoge de hombros, como si fuera un simple problema de oferta y demanda. Pero ¿quién adjudica el suelo, quién lo cobra? No se puede hablar del libre juego del mercado cuando es un juego en el que las cartas están marcadas. Hay que buscar soluciones ya: poner más suelo público a precios asequibles, luchar contra la especulación, impedir que un piso vacío acabe rentando más que uno ocupado. Las subidas son tan espectaculares como irracionales. Con burbuja o sin burbuja, hay que acabar con el problema, porque estamos hablando de un bien fundamental para la vida ciudadana.
No sé si en el trasfondo de la crisis en el Gobierno de Madrid está el tema inmobiliario. Pero, gobierne quien gobierne, hace falta un pacto de todos los partidos que se enfrente de una vez por todas al problema de la vivienda, si es que de verdad hay voluntad política para resolverlo. Mientras el suelo siga siendo una importante fuente de financiación para los ayuntamientos, la solución estará lejos.
La vivienda, la sanidad, la educación, son bienes esenciales en la vida en sociedad. Pueden ser negocio, pero dentro de unos límites. El Estado, la iniciativa pública, debe actuar como contrapeso de especulaciones y abusos.