Estos edificios "siameses" poseen una fachada acristalada y una estructura de hormigón
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
05/12/2007.- El edificio de Victoria Acebo y Ángel Alonso, en el barrio coruñés de Labañou, se ideó como futura sede de un conservatorio y un museo provincial. Ahora acogerá únicamente el Museo Nacional de Ciencia
El nuevo Centro de las Artes de A Coruña estaba diseñado para albergar, en un mismo espacio, dos entidades muy diferentes: el Conservatorio de Danza y el Museo de la Diputación. Los arquitectos de la obra, Ángel Alonso y Victoria Acebo, decidieron diferenciar claramente estos dos elementos, estableciendo, a la vez, un vínculo de unión en la propia estructura del inmueble, que ellos definen como "siameses unidos por la espalda" en la memoria del proyecto orginal.
El diseño del estudio Acebo x Alonso Arquitectos, elegido en 2001 como ganador del concurso de ideas para el desarrollo del Centro, fue seleccionado por el jurado, entre otras razones, por su ordenación, eficiencia para integrar los dos usos y originalidad de los espacios expositivos. En la mente de los arquitectos estaba la intención de hacer patente en toda la estructura el concepto de dualidad que debe impregnar el edificio. Sus diferentes usos se veían unidos, no obstante, en torno a la creación artística.
Tras la fachada acristalada, se esconde un edificio interior de hormigón de estructura compleja en el que se ubica el Conservatorio. Estos elementos vuelven a darnos la idea de dualidad: un exterior de vidrio y formas sencillas, completado por una estructura interior de un material tan opuesto como el hormigón y de forma laberíntica y compleja. Las salas del interior se sitúan reproduciendo las formas de ramas de árbol que crecen en torno a un tronco que es el pilar central del edificio, que comunica unas plantas y otras del futuro Conservatorio. El recubrimiento acristalado está realizado bajo la máxima "todo depende del cristal con que se miré". Así, por medio de las cualidades de los diferentes vidrios empleados, "según su difusión, transparencia o refracción", se producen "separaciones, conexiones, distorsiones, conexiones, según la posición del espectador", tal y como explican los arquitectos en la redacción del proyecto. De este modo, se consigue trasladar a la piel "el carácter heterogéneo del edificio", en opinión de los diseñadores del inmueble.
Toda esta teoría sobre la dualidad y el doble uso del inmueble de poco sirve ahora, después de que la Diputación provincial, que encargó el edificio, haya decidido cederlo al Estado para la ubicación en él del Museo Nacional de Ciencia. La vieja promesa electoral hecha por José Luis Rodríguez Zapatero, pasará ahora por encima de la obra de arte y dejará su función a un lado para adaptarse a sus nuevas aspiraciones, dando al traste con la intención con la que fue creado y por la que nació con la forma con la que nació. La política vuelve a demostrar, una vez más, que está muy por encima del arte o, más bien, que está dispuesta a pasar por encima de él en cuanto haga falta. Ya nos lo hizo saber en su momento Alberto Ruiz Gallardón cuando se empeñó en encajar el Ayuntamiento de Madrid en el Palacio de las Comunicaciones.
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