Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
No salgo de mi asombro. Vivimos tiempos históricos y eso afecta a todos los aspectos de la vida. ¿Quién esperaba ver tambalearse los bancos como frágiles retoños? Sepultada por el alud de ceros de los sucesivos planes de rescate de los gobiernos, localizo la noticia de Jerome Kerviel. ¿Se acuerdan ustedes de él? A mí, si hemos de ser francos, me costó ubicarle. Es el broker que hizo perder a Société Générale una fortuna por sus inversiones arriesgadas. 4.900 millones esfumados; una cantidad obscena, pero apenas una minucia comparada con la tempestad de números que nos zarandea ahora. De aquello parece que hace años, y está a menos de un año de distancia.
Siempre me pasa lo mismo: cuando vuelvo la vista atrás me enternezco viendo lo inocente que era, lo tierno que parecía el mundo. Supongo que a muchos les pasará lo mismo.
Los noticieros son pavorosas cajas de pandora, pero a veces tienes suerte y encuentras alguna perla. Hace algunos días leía de la preocupación de Ignacio Sánchez Galán. Este hombre siente una profunda desazón, porque ve que Florentino Pérez quiere seguir comprando acciones de Iberdrola. "Mira lo que haces, que los tiempos andan revueltos", vino a decirle. Un amigo me decía que la frase le recordaba a la inquietante advertencia del pistolero de las películas del Oeste, pero a mí, que en el fondo de mi plumífera persona escondo a un buenazo, me caló tamaña manifestación de filantropía. Entonces pensé que vivir tiempos históricos también tiene su parte buena. No todo iban a ser desdichas.