Este edificio fue el primero en adjudicarse y en comenzar los trabajos de construcción
Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
17/01/2008.- El despacho de arquitectos PTW diseñó un gran cubo de fachada translúcida y acolchada para
acoger las pruebas acuáticas de los Juegos Olímpicos que se celebrarán este verano en Beijing
China afronta la recta final en la construcción de las dotaciones en las que se desarrollarán los Juegos Olímpicos, este año. El repertorio de proyectos singulares, con los que el gigante asiático quiere demostrar su poderío y su proyección de futuro, avanzan a ritmo frenético. Una de las sedes que están más avanzadas es el Centro Nacional de Natación. No en vano, el monumental edificio diseñado por el despacho australiano PTW fue el primero en adjudicarse y en comenzar los trabajos de construcción, hace poco más de cuatro años.
El Centro Nacional de Natación de Beijing, más conocido como Water Cube, es un enorme recinto de 70.000 metros cuadrados que podrá albergar todo tipo de competiciones acuáticas. Situado al oeste de la ciudad olímpica, el Water Cube costará 100 millones de dólares.
Las autoridades chinas valoraron especialmente la inclusión en el edificio de las últimas tecnologías, que facilitarán la retransmisión de las pruebas olímpicas a todo el mundo. Otra de las características que se ganó al jurado del concurso internacional (hubo propuestas de equipos procedentes de diez países), fue la vocación ecológica, ya que las Olimpiadas de Beijing quieren demostrar que el gran país asiático se preocupa no sólo del crecimiento económico sino también del respeto del entorno. En este sentido, las medidas de aficiencia energética y ahorro de agua les valió a los arquitectos de PTW la adjudicación de este proyecto.
Sin embargo, el equipamiento del centro de natación no será lo que atraiga la atención al visitante, sino su singular aspecto exterior, en el que enormes burbujas anticiparán la relación del edificio con el líquido elemento. El efecto se consiguió gracias al uso de un resistente material plástico, dispuesto en dos capas. Al insuflar aire entre ellas, una estructura metálica hace que la fachada traslúcida tome una textura acolchada, casi imposible de lograr con materiales clásicos como el cristal. La solución, basada en los trabajos de física realizados en el Trinity College de Dublín muestra gran resistencia frente a los seísmos, al tiempo que aprovecha la radiación solar para ahorrar en iluminación y climatización del interior y de las piscinas.
El Water Cube tiene un aforo de 6.000 personas, pero esta capacidad se incrementará hasta los 11.000 espectadores para los Juegos Olímpicos, gracias a la instalación de asientos provisionales. Después de la cita deportiva de este verano, las autoridades planeas reutilizar el recinto para otros eventos culturales y de entretenimiento. De hecho, el edificio albergará un gimnasio, equipaciones para el patinaje sobre hielo y un cine.