Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
12/06/2008.- El rascacielos Green Environmental Tower que se está levantando en Dubai girará sobre sí mismo en busca del sol y el viento para generar, gracias a turbinas y placas solares, la energía suficiente para abastecerse.
Dubai es la capital del lujo, de la ostentación y de las construcciones imposibles. Una ciudad que estaba llamada a recibir el primero de los rascacielos giratorios que el arquitecto italoisraelí David Fisher ha diseñado. Él lo llama arquitectura dinámica. Se trata de torres formadas por pisos que giran independientemente unos de otros variando constantemente la forma del edificio, y que con este movimiento generan la energía suficiente para autoabastecerse de electricidad.
Es como un ser vivo, un ente animado, que gira buscando el sol y en función del viento. Que se alimenta y cuya imagen varía con el tiempo. Un ejemplo de que la estética y el diseño no tienen por qué estar reñidas con la utilización de las energías renovables.
"Cada piso rota, y parece una sensual bailarina del vientre. El objetivo es darle una cuarta dimensión a la arquitectura, la del tiempo", explica el arquitecto. La velocidad de la rotación puede cambiarse mediante un sistema controlado por la voz, que responde a las necesidades de los inquilinos. Fisher afirma que se puede "ver el atardecer y tener la salida del sol de la mañana en la habitación".
La “Green Environmental Tower” (torre verde ambiental) de Dubai se levantará 312 metros sobre el suelo y constará de 68 plantas. Entre ellas se insertarán 48 turbinas de viento, ocultas, casi invisibles, que aprovecharán el movimiento rotatorio para obtener energía eólica y que junto con los paneles solares de la azotea generarán energía. Cada turbina puede producir 0,3 megavatios de electricidad. Considerando que Dubai tiene 4.000 horas de viento al año con una media de 16 kilómetros por hora, las turbinas incorporadas en el edificio pueden generar una energía de 1.200.000 kilovatios a la hora, por lo que tan sólo ocho de las turbinas podrían abastecer los 200 apartamentos, el helipuerto de lujo, el hotel de seis estrellas y las oficinas que albergará y, sobrarían otras 40 turbinas para distribuir entre el vecindario o saciar las necesidades de otros cinco rascacielos similares. Se estima que el edificio puede producir cada año energía por valor de siete millones de dólares.
Si revolucionaria es la forma y el uso eficiente de los recursos, más aún lo es su construcción: cada piso es implementado en una planta industrial para después irse acoplando, como si de tuercas se tratase, a la parte central, la única que se levanta en el lugar y en la que se sitúan los ascensores y escaleras de emergencia. Hasta un 90% del edificio es prefabricado, incluyendo la fontanería, la electricidad y el aire acondicionado.
Esta forma de trabajar se traduce en un ahorro en mano de obra (el número de empleados para llevarlo a cabo se reduce de 2000 a 90) y de tiempo de ejecución (de 30 meses a 18 meses), así como en un incremento en la seguridad de los obreros. Además, este diseño arquitectónico constituido por plantas singulares separadas ofrece una alta resistencia a los seísmos. Fisher asegura que el sistema de construcción prefabricada supone también un ahorro de dinero. De momento la Green Environmental Tower costará 350 millones de dólares aunque, quizás, hablando de una ciudad como Dubai, eso sea calderilla.