Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
La comparecencia en el Congreso de los Diputados para hablar de asuntos económicos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pasó sin pena ni gloria a los ojos de los ciudadanos españoles, si nos atenemos a los datos de los estudios de opinión conocidos en estos días.
Se esperaban grandes anuncios por parte del presidente que incluyeran medidas para tratar de suavizar los efectos de la crisis, pero todo se quedó en una enumeración de medidas anunciadas con anterioridad, de las que alguna ni siquiera se han puesto en marcha todavía. El único anuncio significativo, al menos para el sector inmobiliario, es el de la inyección vía Instituto de Crédito Oficial (ICO) de 3.000 millones de euros para que los promotores puedan finalizar las viviendas que tienen en marcha y las coloquen en el mercado del alquiler, junto a la autorización de la presencia de sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario.
El sector inmobiliario ha recibido, en principio, de manera positiva estas medidas, pero con un pero. Si no se ponen en marcha de manera inmediata y se dilata su desarrollo en el tiempo, no servirán para nada.
No sólo hay que enunciarlas sino que es necesario que entren en vigor con celeridad. El éxito o fracaso de estas propuestas estará en función del tiempo. Pero estas medidas deberán estar acompañadas de otras.
Es evidente que es muy positivo que el sector cuente con recursos que le permitan continuar en parte con su actividad, pero lo verdaderamente importante, y esto no es una cuestión sólo del Gobierno liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, es que se recupere la financiación tanto para los particulares como para las empresas por parte de quien la venía aportando hasta ahora: bancos y cajas.
Esa será la verdadera solución puesto que la demanda existe pero no cuenta con la financiación necesaria.