Monumentos del futuro
Ángel González | Lunes 20 de octubre de 2014
El proyecto de ampliación del Banco de Albania, que simula en tres dimensiones la silueta geográfica del país, integra el respeto por la historia con una imagen transparente que denota su deseo de apertura
Las ciudades crecen y las viejas construcciones van dando paso a edificios cada vez más modernos, más atrevidos, en los que la estética, los vanguardistas materiales y los diseños imposibles asociados a las nuevas funcionalidades configuran un renovado aspecto. Estas innovaciones se destapan, a su vez, como elementos de atracción turística y van escribiendo la historia de cada país. De la misma manera que los arcos del triunfo constituyeron en la antigüedad una manera de celebrar las victorias militares y plasmaron un pedazo del momento vivido en aquellos lugares donde se conservan, al mismo tiempo que hoy sirven de admiración arquitectónica, las recientes edificaciones afrontan el reto de perdurar en el tiempo y “explicar” a los historiadores futuros la realidad actual de una región. Quizás en las próximas décadas la ampliación del Banco de Albania cumpla con este cometido.
El proyecto desarrollado por el estudio Archikubik para Tirana intenta integrar la vieja oficina central, opaca, compacta y lineal, con una nueva estructura de formas tridimensionales que conforman una representación del actual mapa albanés y las regiones que lo constituyen. La fachada de cristal permite en todo momento la visión desde el exterior de la antigua estructura, en un deseo de combinar el respeto por la memoria con un ambicioso y optimista mensaje de transparencia y apertura de un país que ha sufrido mucho. Albania se encuentra hoy en un proceso de acercamiento a Europa, una transformación política y económica difícil que se inició tras la caída del régimen comunista en 1990.
La construcción se levanta sobre 12.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas sobre rasante y otras tres soterradas. El lazo entre la “tela” histórica y la nueva se encuentra en la entrada principal, desde donde se accede al antiguo edificio a través de un patio ajardinado que recrea un microclima y que recibe luz natural durante todo el día. La vieja sede queda así como una isla al descubierto, que es rodeada por una gran escalera panorámica que sirve de entrada al banco. Bajo el vestíbulo, se encuentra una sala de conferencias de forma circular con capacidad para 210 personas. A su derecha, en el lateral acristalado que da a la calle, se encuentran las dependencias de acceso público, como el museo, la biblioteca o el restaurante.
La estructura envolvente será implementada con una nueva tecnología: Ductal, basada en materiales hechos de resina, lo que permite una plasticidad hasta ahora desconocida y la eliminación de pilares intermedios. La cara interior de la fachada está revestida de carpintería natural de aluminio, creando un edificio compacto y dotándole de impermeabilidad. El proyecto también ha tenido en cuenta un uso responsable de los recursos. La doble pared de cristal permite la entrada de la luz lo que repercute en un ahorro del consumo eléctrico y proporciona un aislamiento que otorga una temperatura confortable. Además, la azotea está cubierta por paneles fotovoltaicos, que suministran energía al complejo.