Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Definir la pobreza parece fácil en teoría, pero en la práctica resulta complicado. No es pobre todo el que lo parece y hay pobres que no lo parecen. Para el Instituto Nacional de Estadística (INE), el umbral de la pobreza se fija en función de los ingresos anuales de que dispone cada hogar según el número de miembros. Para una persona sola es 6.860 euros anuales, para dos adultos 10.290 euros, para dos adultos y un menor de 14 años es 12.348 euros y para dos adultos y dos menores es 14.406 euros.
Quizá este umbral de la pobreza relativa se haya puesto demasiado alto. Según estos criterios, dos de cada diez españoles viven por debajo, es decir, se pueden considerar pobres y tienen dificultad para desarrollar una vida digna.
Las estadísticas señalan que, en la división por tramos de edad, los mayores de 65 años son el grupo de mayor pobreza relativa. Sus ingresos, al no estar activos laboralmente, son forzosamente limitados, mientras sus necesidades, especialmente en lo que respecta al cuidado de la salud, son crecientes. Los jóvenes con dificultades económicas tienen la esperanza de mejorar su situación en el futuro. Los mayores aspiran a no ir a peor, es decir, a quedarse como están, aunque no estén bien.
Los madrileños disponemos de la segunda mejor renta anual por regiones, solamente superados por Navarra, pero esto no quiere decir que haya menos pobres en nuestra región ni que vivamos mejor. Los conceptos de nivel de vida y calidad de vida no son idénticos. En una ciudad superpoblada como Madrid, la movilidad es más complicada que en las pequeñas poblaciones, aunque se disponga de más y mejores servicios. Las necesidades también se ven influidas por el factor climático. Vivir en un clima frío es más caro que en climas templados o calurosos.
En cualquier caso, el aumento de la renta per cápita no ha acabado con la pobreza ni con las desigualdades económicas y sociales. La labor del Estado y las Administraciones públicas, pese a aumentar sus inversiones de forma constante, sigue resultando insuficiente.