Redaccion | Lunes 20 de octubre de 2014
Gran parte del resultado de las elecciones generales del 9 de marzo (si se confirma esta fecha para las elecciones generales) se va a jugar en la región madrileña. Si el Partido Popular puede conservar los votos conseguidos en las últimas elecciones autonómicas y municipales Zapatero podría perder algunos escaños trascendentales para poder repetir su mayoría relativa y así poder formar Gobierno con el apoyo de IU y, sobre todo, de los nacionalistas catalanes.
Como si fuera un partido de fútbol más de la Liga española, las elecciones generales de marzo de 2008 van a ser una nueva confrontación -esperamos que limpia y sin insultos- entre Madrid y Barcelona. Zapatero piensa que si gana en Cataluña lo va a tener fácil, y Rajoy cree que si revalida el triunfo de Esperanza Aguirre, de Gallardón y de los alcaldes de las principales localidades madrileñas del PP, podría optar a obtener la victoria aunque fuera por un voto o por un escaño.
Si gana el Barça gobierna Zapatero, si lo hace el Real Madrid, podría hacerlo Rajoy. El único problema es que el dirigente del PP va a tener muy difícil conseguir apoyos para su Gobierno, si no obtiene la mayoría absoluta -que parece casi imposible- por la negativa de los nacionalistas. Aunque nunca se sabe y no es la primera vez que tanto CiU como el PNV cambian de opinión a pesar de los enfrentamientos con el PP y deciden apoyarle, como hicieron cuando Aznar ganó las elecciones de 1996 sin los escaños suficientes para gobernar.
La lección asumida por el PSOE de que la sociedad madrileña vota en clave de política nacional fue asumida por el PSM con el cambio de Rafael Simancas por el alcalde más votado, Tomás Gómez Franco, en un intento de conectar con los votantes, cosa que está por ver si lo pueden conseguir. Por lo pronto, en la presentación de la campaña electoral ("La mirada positiva") de Zapatero en Fuenlabrada, ni siquiera apareció el alcalde de Parla, que si estuvo pero que no pudo sobresalir por encima de los ministros presentes y de la propia mujer de Zapatero, Sonsoles Espinosa, que se llevaron todo el protagonismo, junto a un reaparecido Felipe González.
Si Zapatero quiere hacer ministro a Tomás Gómez para elevar su figura y convertirlo en un referente político nuevo capaz de enfrentarse a Esperanza Aguirre, flaco favor le han hecho en el comienzo de campaña, ocultándole en segunda fila.
En el campo contrario, a Aguirre y a Gallardón, que ya tienen categoría de líderes nacionales, les basta con tratar de copiar en favor de Rajoy los votos conseguidos en las municipales y autonómicas.