Los balances trimestrales no disipan el escepticismo de un año en el que únicamente brillan Acciona y OHL
Carlos Moraga | Lunes 20 de octubre de 2014
28/11/2007.- Los resultados de las empresas durante los nueve primeros meses del año no han dado grandes sorpresas. Los analistas ya llevan tiempo desconfiando de las inmobiliarias. Mientras, la construcción, pese a gozar de mejor imagen y de mayor solidez, gracias, principalmente, a los ingresos recurrentes, tampoco están entre las principales apuestas de revalorizaciones. El cambio de ciclo se deja notar también en Bolsa.
Las cosas han cambiado mucho en un año. En este periodo de tiempo, las compañías inmobiliarias han pasado de acaparar la atención de los inversores y del mundo económico en general, a presentar cifras que, en algunos casos, ya pueden calificarse de preocupantes. Sólo la Metrovacesa que pronto dejará de controlar Joaquín Rivero, y la Colonial de su "alumno" Luis Portillo mantienen el tipo, elevando sus ganancias. Otros productos de los movimientos bursátiles, como Reyal Urbis ya registran pérdidas. La fusión de las dos empresas ha supuesto un importante crecimiento en la facturación, pero esto no se ha reflejado en la cifra de beneficios, que cae espectacularmente. Astroc, con pérdidas superiores a los 100 millones de euros, continúa ofreciendo una imagen de fragilidad verdaderamente inquietante, pese a los esfuerzos de Nozar y Rayet por reflotar la nave.
Metrovacesa y Colonial son casos distintos. Desde hace ya algún tiempo vienen confiando gran parte de sus ingresos a una actividad patrimonial que genera dividendos de forma estable y recurrente, por lo que parecen algo más protegidos de la crisis por el momento. Además, sus participaciones en sociedades de inversión inmobiliaria extranjeras, como Gecina (en el caso de Metrovacesa) y SFL (en Colonial), están dando excelentes resultados en este sentido. Habrá que ver lo que sucede con Metrovacesa tras su escisión. Sin embargo, los últimos movimientos de la empresa que pasará a manos de los Sanahuja en las próximas semanas, parecen indicar que no va a haber un cambio de estrategia pronunciado: la compañía ha comprado inmuebles en mercados maduros como Alemania, Reino Unido (en Londres) y Francia (también en la capital). Además, ya ha comenzado a operar Medea, la sociedad patrimonialista que aglutinará los activos provenientes de Gecina que se quedarán en manos de Metrovacesa tras la partición. La empresa, eso sí, ha disparado su deuda, que también tendrá que repartirse en el proceso de partición de la compañía.
Reyal, por el momento, registra unas pérdidas de más de 67 millones de euros durante los nueve primeros meses del año. Sin embargo, la empresa resta importancia a este hecho y lo atribuye a "la revalorización contable de los activos en proceso de adquisición de Urbis". En este sentido, la compañía afirma que sin este "efecto contable que irá disminuyendo de forma gradual en los próximos ejercicio", el resultado neto habría superado los 115 millones de euros. Desde la empresa se esgrimen estos argumentos para mantener sus previsiones de resultados positivos para el cierre del presente ejercicio.
En general, la desconfianza de los analistas en el sector inmobiliario es plena, tal y como lo era hace un año, a pesar de fenómenos como el de Astroc con subidas desconocidas para el parqué español. Estos movimientos alcistas, sin embargo, marcaron el inicio del fin del boom inmobiliario y ya por aquel entonces la mayor parte de los analistas de Bolsa pensaban que o los inversores gozaban de información que ellos desconocían o, por el contrario, estábamos ante lo que finalmente resultó ser: una burbuja bursátil fruto de la especulación sobre un valor concreto.
Los precios de las inmobiliarias se ajustan ahora más al valor de sus activos, que siempre debe de ser superior, según los expertos en Bolsa. El activo total de Reyal asciende a 9.447 millones, mientras que su capitalización se sitúa actualmente en 2.659 millones de euros. Astroc, cuya capitalización llegó a superar los 9.000 millones de euros ante la perplejidad de todos los expertos bursátiles que aconsejaban alejarse de este valor, se sitúa ahora en 840 millones de euros. La valoración bruta de sus activos asciende a 3.158 millones de euros, según las últimas estimaciones solicitadas por la empresa. Todo esto son números lógicos en un sector que el pasado año mostraba cifras absolutamente enloquecidas.
Tampoco levantan pasiones.- Por su parte, las constructoras, que hasta hace poco suponían un valor más estable, también han perdido parte del interés para los inversores. Los resultados, que muestran, en la mayor parte de los casos, una estructura firme y sólida y unos ingresos estables, no acaban de convencer a los analistas. Tan sólo se cree que pueda estar ligeramente infravalorada ACS, mientras que el resto no inspiran opiniones uniformes. Para algunos, la apuesta de Ferrovial en el
Reino Unido dará dividendos, pero desde otros foros se afirma que lo único que está dando por el momento son quebraderos de cabeza a su presidente, Rafael del Pino. Lo que sí parece haber dado resultado es la estrategia para reducir la deuda financiera de la compañía mediante la venta de activos de BAA. OHL y Acciona son las únicas que se salvan de la quema. Los movimientos bursátiles y las actividades productivas de esta última sí han sido capaces de calar en el mercado, que le otorga una confianza claramente reflejada en una revalorización por encima del 50% desde que comenzó el año, algo de lo que ninguna otra empresa inmobiliaria o de la construcción puede presumir (OHL ha subido algo más de un 15%). La operación para hacerse con el control de Endesa está dando sus frutos para los Entrecanales. La segunda mayor deuda de la construcción (sólo superada por ACS) todavía no asusta a los inversores.
En el terreno productivo, las empresas demuestran que su distanciamiento de la actividad principal de construcción todavía está en proceso, a pesar de la diversificación. Para prácticamente todas ellas, incluida la exitosa Acciona, esta actividad supone como mínimo el 48% de sus ingresos totales. La excepción es Ferrovial que, pese al peso de BAA, mantiene a la construcción como la actividad que más aporta, con casi un 35%.
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