Tiempo de promesas

El pasado fin de semana se constituyeron la mayoría de ayuntamientos y se eligieron los respectivos alcaldes tras las elecciones del pasado 27 de mayo. Se aplazó la constitución de alguno, bien por reclamaciones sin resolver ante los organismos competentes o bien por la presión de los violentos de la llamada izquierda abertzale en algunas localidades del País Vasco y Navarra.
Ya ha pasado el tiempo de la negociación y del intercambio de concejalías en aquellos municipios en los que ningún partido alcanzó la mayoría absoluta. Una vez más, el urbanismo ha sido la joya de la corona y, en la gran mayoría de los casos, ha quedado en las manos de los partidos minoritarios pero tan necesarios para tocar poder. Para que luego hablemos del urbanismo y de cómo muchos partidos han evitado hablar de él en las elecciones, y luego se lanzan a ocupar la concejalía de la materia en cuanto empieza el reparto de carteras.
Es increíble ver cómo ciertos partidos minoritarios se llenan la boca al criticar al urbanismo y luego no quieren oír hablar de otra concejalía a cambio de su apoyo. Aunque estos pactos tienen su truco y veremos en los próximos cuatro años cómo alcaldes que, presuntamente han cedido a otra fuerza política el control del urbanismo municipal, lo recuperan mediante la creación de empresas públicas dependientes de la alcaldía que vacían de competencia a la concejalía de la materia.
Esto ya ha pasado en la última legislatura y puede ser uno de los motivos por el que, a pesar del acuerdo global del PSOE con Izquierda Unida, en algún municipio los concejales de la federación de izquierdas no lo hayan acatado y hayan permitido acceder al Partido Popular a la alcaldía con su abstención o al apoyar a su propio candidato. Y ahora le toca el turno a los nuevos ejecutivos de las comunidades autónomas.