Las constructoras toman posiciones ante la licitación de 19 desaladoras
El Gobierno pisa el acelerador para poner en marcha las principales actuaciones antes de final de año
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
20/07/2006.- El petróleo es el oro negro que sostiene la economía, pero el mundo camina hacia una dependencia mayor que la energética: la del agua. Para acabar con la escasez de este elemento el Gobierno socialista presentó hace cerca de dos años el Programa AGUA. Tras 20 meses de tramitación, el plan de Medio Ambiente afronta la recta final con la promesa de repartir una lluvia de contratos. De los 3.900 millones de euros que se invertirán hasta 2009, más de un tercio del presupuesto está destinado exclusivamente a la puesta en marcha de una treintena de desaladoras. Esta tecnología producirá más del 50% del volumen total de nuevos recursos en las cuencas mediterráneas peninsulares.
Las constructoras españolas han puesto en su punto de mira la consecución de los contratos de construcción y explotación de desaladoras para afianzar los procesos de diversificación. Esta actividad "proporciona ingresos recurrentes y seguros a largo plazo, y es por tanto muy complementaria con la actividad de obra civil y edificación" confirman desde Valoriza, filial de Sacyr Vallehermoso especializada en estas actividades.
Sucesión de concursos.- La construcción de una extensa red de desaladoras para la costa Mediterránea española moverá un monto superior a los 1.400 millones de euros, tras lo cual se abrirá el mercado del mantenimiento y gestión, valorado en otros 900 millones de euros anuales. Los últimos concursos licitados contemplan no sólo la redacción del proyecto y construcción, sino la gestión y mantenimiento de la infraestructura durante un periodo de quince años.
A pesar de haber sobrepasado el ecuador de la legislatura, sólo una docena de desaladoras, de las 31 previstas dentro del Programa AGUA, han alcanzado una fase avanzada de desarrollo. Cinco de ellas estaban a punto de concluir su construcción cuando se produjo el cambio de Gobierno, en 2004. En ciertos casos, las obras estaban ya finalizadas, pero aún no habían entrado en servicio. El caso más llamativo era el de Marbella, en el que este equipamiento llevaba diez años parado, pese a estar finalizado.
Para evitar situaciones de desabastecimiento durante la sequía del año pasado, la ministra Cristina Narbona dedicó los primeros meses de su mandato a resolver las situaciones que mantenían inactivas estas instalaciones. Solucionada la emergencia, Medio Ambiente ha impulsado otros siete proyectos como San Pedro del Pinatar II, que, con un presupuesto de 83 millones de euros, salió adelante por procedimiento de urgencia.
Pese a todo, el grueso de los proyectos del Programa AGUA está por llegar. En los próximos dos meses se adjudicarán cuatro desaladoras, entre la que se cuenta la actuación más importante: la de Torrevieja, con 80 hectómetros cúbicos al año. Esta actuación cuenta con un presupuesto de licitación de 373 millones de euros y está llamada a ser la mayor planta de sus características en Europa. Recientemente se ha adjudicado la desaladora de Barcelona, la segunda más grande del Programa AGUA, a la UTE formada por Agbar, ACS y Suez.
Antes de que finalice el año está previsto que se liciten otras nueve plantas, con una capacidad de producción de unos 120 hectómetros cúbicos al año. Finalmente, otros cinco proyectos se encuentran en fase de redacción y es posible que se liciten a principios de 2007.
El objetivo de esta sucesión de concursos es que las desaladoras previstas estén todas operativas en 2009, ejercicio en el que la capacidad instalada duplicará la existente al principio de la legislatura.
Líderes en ósmosis inversa.- Los planes del Gobierno se basan en la cooperación de la iniciativa pública y la privada, algo que Cristina Narbona da por descontado, teniendo en cuenta las oportunidades de negocio. En este sentido, Adrián Baltanás, responsable de la empresa pública Acuamed, recuerda que este organismo tiene un presupuesto de mil millones de euros para desarrollar trece desaladoras, que suponen sólo un tercio de las previstas por el Programa AGUA.
La ministra de Medio Ambiente se mostró confiada en la capacidad de las firmas españolas por sostener el quinto mercado mundial de la desalación. "Estamos a la cabeza del mundo y tenemos la tecnología adecuada para afrontar el futuro", afirmaba recientemente la responsable del Ministerio en referencia al liderazgo de las compañías nacionales en la tecnología de la ósmosis inversa, una técnica que se ha revelado en los últimos años mucho más eficiente, energéticamente hablando, que el tradicional método de evaporación.
Las desaladoras que utilizan la ósmosis inversa representan el 90% del mercado nacional y van ganando cuota de mercado en el extranjero. "Las empresas españolas tienen una posición de privilegio", sostiene el consejero delegado de Befesa, Guillermo Bravo, quien está seguro de que la experiencia que han adquirido las constructoras españolas en este campo las situará en puestos de cabeza en el mercado internacional. Las posibilidades de crecimiento a medio plazo son muy importantes, ya que las previsiones indican que la inversión mundial en desaladoras podría rondar los 80.000 millones de euros hasta el año 2015.
El Golfo Pérsico es la zona en la que la desalinización tiene más difusión, pero en los últimos años la cuenca mediterránea ha experimentado un crecimiento muy importante, del que el Programa AGUA es sólo una parte. Precisamente, la iniciativa española ha puesto importantes picas en Argelia, en donde un consorcio formado por Sacyr, ACS y Abengoa ha conseguido la construcción y explotación de tres grandes desaladoras. Los tres proyectos suponen una inversión total de 360 millones de euros y reportarán unos ingresos de 2.230 millones durante los 25 años de concesión. Argelia también es campo de pruebas de OHL y FCC, que consiguieron la ampliación de las plantas de Mostaganem, cerca de la ciudad de Orán, y de Cap Djinet.
Todas las grandes constructoras españolas tienen su propia filial de tratamiento y gestión del agua, a través de la cual quieren canalizar este negocio emergente. Algunas de ellas fueron pioneras en este campo, como Ferrovial, cuya filial Cadagua se fundó en 1971. La capacidad de producción de las desaladoras que ha construido en este periodo es de 60 hectómetros cúbicos al día. En la actulidad, su activo más importante es la desaladora de Campo de Cartagena, que produce 140.000 metros cúbicos de agua al día.
Las constructoras están reforzando la división de tratamiento de agua antes de la eclosión de la desalación. Es el caso de Acciona, que en marzo compró a RWE su filial Pridesa, especializada en ósmosis inversa, por 150 millones de euros. Con la integración con su propia filial Infilco, los Entrecanales pretenden hacerse hueco en el panorama nacional que, en última instancia, es una plataforma para saltar a otros enclaves. Y es que, como dice Guillermo Bravo, responsable de la filial de aguas de Abengoa, “el Programa AGUA es muy importante, pero el mundo es muy grande y hay que salir a por las oportunidades que están surgiendo”.