esta españa nuestra/Raúl Heras
La guerra de todas las guerras
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Será el conflicto de Irak el que marque las elecciones del 25 de mayo. La gran fractura entre el Gobierno y el resto de las fuerzas políticas, ya estén éstas a la derecha o la izquierda del partido de José María Aznar , se ha producido por primera vez en nuestra corta historia democrática en un tema clave de nuestra política exterior. La entrada de Estados Unidos y el resto de los países que le acompañen en el territorio de Sadam Hussein va a modificar la economía internacional, y la nuestra; la política internacional, y la nuestra; la cultura global, y la nuestra...y así hasta el último y más pequeño reducto de la vida pública y privada. Si dejamos a un lado el derecho internacional –que desapareció el mismo día en que se consolidaba el único imperio a nivel mundial – y la ética, nos encontraremos con que la conquista de Irak y su petróleo está en los manuales de Occidente como paso previo a la modificación (a su intento) de las condiciones que vienen rigiendo en Oriente Medio desde la creación del Estado de Israel y el nuevo reparto territorial salido de la II Guerra Mundial.
Desde Washington se ha dado el paso definitivo para separar el mundo en dos mitades: los que están con la primera potencia, y los que no les secundan. Y una Europa dividida es una de las mejores noticias que le pueden dar a los "cabezas pensantes" de la Administración Bush. Se aleja un poco más la posibilidad de acciones conjuntas de los futuros 25 países, se rompe el eje central de la UE, se prima a los "primos" de Gran Bretaña y los novísimos aliados, y se perfila un recorte muy severo de influencia de Alemanía en el centro gravitacional del Viejo Continente. No se puede lograr más con la pretendida acción de castigo contra Sadam.
La guerra de todas las guerras no puede ser muy larga ya que la desproporción entre unos ejércitos y otro es gigantesca. El problema vendrá más tarde de la misma forma que ya existe en Afganistan, que existe si bien ha desaparecido de los titulares. Allí la guerra sigue y el gobierno pro USA y de las grandes compañías petrolíferas apenas si controla la zona más próxima a Kabul.
En nuestro país, sobre los problemas de la vivienda, de la seguridad y el medio ambiente se va a superponer el de la guerra, tanto si el compromiso de Aznar con Bush alcanza al envío de tropas tras el conflicto como si se limita a la utilización de nuestras bases y nuestro espacio aéreo. La guerra ya ha pasado a los manuales de campaña electoral de todas las fuerzas, ya sea para defenderla como para criticarla. El calendario electoral se verá afectado, lo mismo que el resultado de las urnas. Intentar ahora, con las encuestas de los distintos institutos demográficos, pronosticar con cierta solvencia el futuro es casi temerario. Sin guerra y en muchos lugares, Izquierda Unida podía caer por debajo del cinco por ciento y favorecer así al PP; con guerra tendrá más discurso y más aceptación con lo que podrá traspasar esa temida frontera.