El caramelo envenenado de Gordo
La disponibilidad mostrada por Gregorio Gordo para retirar su candidatura a la Comunidad de Madrid, además de no aplacar el
“gallinero” político de IU, más bien todo lo contrario, ha colocado la patata caliente de las guerras intestinas de la coalición madrileña en manos de un Gaspar Llamazares, que sí se empeña en repetir el proceso de elección de candidatos en Madrid
puede perder la oportunidad de situar a Inés Sabanés como aspirante a la presidencia autonómica. (No hay que olvidar que ésta perdió frente a Gordo por un amplio porcentaje).
Llamazares se ha visto obligado a desandar el camino del acuerdo establecido entre miembros del Federal y de la dirección madrileña, al que en un primer momento habría dado su plácet, ante el clima de confrontación que se desató entre sus principales valedores en la siempre cainita Federación madrileña, pese a que merced a él Inés Sabanés se convertía en la nueva y flamante candidata a la Comunidad, pero, eso sí, siempre y cuando Angel Pérez permaneciera como cabeza de lista del Ayuntamiento.
El coordinador general de Izquierda Unida, según se cuenta, había hecho de la designación de Sabanés causas bellis aunque no de manera abierta, ya que formalmente la única candidatura cuestionada por los órganos federales (más allá de cierto ruido de fondo en algunos municipios) es la de Pérez.
Sin un dictamen de la Comisión de Garantías planeando sobre su cabeza, pero previendo complicaciones para mantener su candidatura (las presiones mediáticas han sido muy importantes) Gordo optó por dar una larga cambiada que ha servido para
“retratar” a muchos dirigentes de IU. Lo que se dice todo un caramelo envenenado para una organización que se debate entre el modelo político a seguir (ahí está el ecosocialismo), los problemas de liderazgo y las filias y fobias personales.
La decisión del todavía candidato de IU a la Comunidad cogió por sorpresa, incluso, al jefe de filas de la mayoría (dicen que se le atragantó el café cuando vio el escrito), aunque una vez asumida la nueva situación, Pérez intentó pilotar la operación con
el secretario de Organización Federal, Manuel Cámara, y el de Area Interna, Joan Nuet. La reunión, en la que participaron también Reneses y Penit, duró hasta las cinco de la mañana y salvaba de la quema al cuestionado candidato a la alcaldía madrileña, a cambio de la ascensión de Sabanés a la Comunidad con Gordo de número dos.
Dos ambiciones cumplidas y una de cal y otra de arena para los planes de Llamazares, pues si bién colocaba a su pupila al frente de la lista autonómica, estaba obligado también a transigir con la permanencia de Pérez, uno de sus peores enemigos en la organización que, junto a otras federaciones, lleva tiempo poniendo en solfa su permanencia como coordinador general.
Apenas veinticuatro horas después de ser suscrito, y tras poner los llamados críticos en la dirección de Madrid el grito en el cielo (el viernes mantuvieron una reunión de alto voltaje), Llamazares se apresuró a negar su bendición al pacto de marras. Nuet y
Cámara hablaban ya de simple acercamiento y la futurible candidata, en un primer momento algo tibia, ha terminado por rechazar, junto a Virginia Díaz, aspirante al Ayuntamiento, Fausto Fernández, los alcaldes de San Fernando y Rivas, y la dirección del PCE de Madrid, entre otros, un acuerdo que, dicen, incumple las resoluciones de la Comisión de Garantías y de la Presidencia Federal. La cabeza de Pérez ha vuelto así a ponerse encima de la mesa de una negociación que se antoja harto difícil. Si ésta no se alcanzase puede derivar hacia dos candidaturas distintas, pero con la misma marca, al Ayuntamiento y la Comunidad, dado que la Federación de Madrid tiene registrado el nombre IU-CM, pero el logotipo de IU pertenece al Federal. Una nueva esquizofrenia de
una organización que parece haber perdido el norte político.