La nueva oficina de Alonso fue diseñada por Norman Foster
El Centro Tecnológico de McLaren ha recibido varios galardones por su diseño
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
31/10/2005.- La sede de McLaren, conocida como Paragon, es el sueño del dueño del equipo, Ron Dennis. Un prodigio de la tecnología y un espacio en el que nada se ha dejado al azar, con la intención de devolver su graeza a una de las escuderías más laureadas de la Fórmula 1.
En un acto que no gustó demasiado en Renault, el que era su equipo en aquellos momentos, Fernando Alonso anunció, antes de comenzar la temporada, que la siguiente correría en una de las escuderías rivales: Mercedes McLaren. A pesar del supuesto malestar en su escuadra, Alonso revalidó hace sólo unas semanas su título de campeón mundial de la Fórmula 1. Y como tal empezará a trabajar en unos meses en el cuartel general de su nuevo equipo, una sede de la arquitectura vanguardista, diseñada por el arquitecto Norman Foster, para Ron Dennis, jefe de la escudería y copropietario de McLaren desde principios de los años 80.
El lugar donde trabajan los ingenieros y mecánicos que, en breve, tendrán a Alonso como primer piloto, es un edificio futurista, de fachada acristalada y ondulada, que va a dar a un gran lago artificial. En el complejo todo está controlado: la luz natural impregna una estancia inmaculadamente blanca en los pisos superiores, y la temperatura del agua de los servicios puede ser controlada con un botón instalado en cada grifo. La mitad de la electricidad se genera desde el propio centro, evitando que cualquier apagón inoportuno de la red convencional pueda interrumpir el trabajo. No hay cables visibles en ninguna de las estancias del complejo. Ningún detalle se deja al azar.
Gran parte del Centro Tecnológico de McLaren está ubicado bajo tierra. Es el caso, por ejemplo, de la exposición de todos los bólidos de la escudería o del laboratorio-taller del equipo, donde trabajan los ingenieros que, a partir de enero, tendrán que escuchar las indicaciones de Alonso sobre el funcionamiento del vehículo que se prepara para la próxima temporada. También en este espacio se encuentra una gran sala de proyecciones, donde esos mismos ingenieros y mecánicos seguirán la carrera, en un número todavía mayor que los que habrá en el circuito. Todo el complejo, bautizado como Paragon, está rodeado por un frondoso bosque, compuesto por más de cien mil árboles y 33 hectáreas de vegetación silvestre. El área ocupada por el centro abarca 50 hectáreas (500.000 metros cuadrados) y el inmueble tiene una superficie de 57.000 metros cuadrados de oficinas, en los que, además de la escudería de Fórmula 1, también tienen su sede otras divisiones de la empresa, como McLaren Cars (la línea de coches de lujo para carretera), McLaren Electronic Systems (sistemas electrónicos para automóviles), McLaren Marketing y otras muchas. En total, más de 900 empleados trabajan en un espacio que podría albergar nueve aviones Boeing 747. Los cinco lagos que rodean el edificio, además de tener un impacto estético, se encargan de crear un microclima que suaviza la temperatura ambiente en el lugar.
El proyecto tuvo un coste de unos 200 millones de libras (casi 300 millones de euros al cambio actual) y ha recibido varios premios de arquitectura. En 2004, fue galardonado con el premio al mejor diseño industrial del mundo y en enero de este mismo año recibió el Structural Steel Design Award. El jurado calificaba el edificio como "templo de la excelencia en ingeniería" y lo consideraba como "el resultado de una clara sinergia entre un cliente fuerte y un arquitecto igualmente fuerte". Del mismo modo, destacaban la calma del entorno y la calidad de la construcción. El propio Norman Foster, ha dicho que, desde un principio, se vio fascinado por un proyecto que exigía de un diseño que integrase una gran cantidad de actividades: desde laboratorios a talleres, de oficinas a salas de formación y de exposiciones para visitantes externos. El arquitecto, también destacó la gran participación de su cliente en el diseño del proyecto y el reto de conseguir crear un lugar de trabajo agradable para la gente que desarrolla su actividad allí.