El portavoz parlamentario del Partido Popuar se ha convertido en la voz crítica de su partido frente a Mariano Rajoy. El ex ministro y ex presidente de la Generalitat viene controlando con mano férrea el Grupo popular del Congreso, en el que ha conseguido ”fidelizar” para sus tesis a más de la mitad del mismo, y mantiene muy buena sintonía con algunos presidentes autonómicos del PP entre los que destaca Esperanza Aguirre, la líder mejor colocada para sustituir a Rajoy si éste perdiera las próximas elecciones generales.
Eduardo Zaplana cree que su partido ha perdido el “discurso único” que en materia de territorialidad y unidad de España mantenía
en todo el estado a través de los sucesivos pactos y aprobaciones de proyectos de nuevos Estatutos que se han realizado en varias autonomías, especialmente las últimas, como son Andalucia y Castilla la Mancha. Defiende con ardor que el único tema que puede desgastar de verdad al gobierno de Rodríguez Zapatero es el del peligro de ruptura de España, y que para conseguir trasladar a los ciudadanos ese mensaje se debe mantener la coherencia en todos los ámbitos; y que no es creíble criticar el estatuto catalán y hasta llevarlo al Tribunal Constitucional, para a renglón seguido pactar textos parecidos con socialistas y nacionalistas en la Comunidad Valenciana, Baleares, Andalucía y hasta Castilla la Mancha, en esta última región desde la oposición que ahora encabeza María Dolores Cospedal.
Su enfrentamiento con una buena parte de la dirección del PP, con Rajoy en el punto central, se ha ido agudizando mientras se alejaba de los planteamientos más posibilistas y “centristas” del presidente y del propio secretario general, Angel Acebes, a quien cree entregado a la “nueva doctrina” que llega fundamentalmente de la mano de Francisco Camps, Josep Piqué, Alberto Núñez Feijóo, Alberto Ruiz Gallardón y Jaime Mayor Oreja, los barones regionales que se han convertido en los mejores instrumentos de Rajoy para cambiar desde dentro el partido heredado de José María Aznar.
Es precisamente en la Fundación que preside Aznar donde Zaplana ha encontrado mayor eco a su postura y a sus propuestas. Desde la Faes que coordina Javier Fernández Lasquetti se articula una buena parte de los apoyos a las tesis del portavoz parlamentario. Y más de un dirigente popular cree a pies juntillas que el ex presidente bajará a la arena política para “tutelar” a un nuevo sucesor si fuera necesario, bien por una fuerte derrota en las municipales y autonómicas, bien por una derrota simple en las
generales. El ejemplo de Fraga con el propio Aznar y la sustitución de Hernández Mancha es el mejor de los ejemplos.
En ese caso, Eduardo Zaplana estaría obligado a “jugar” la carta de una Esperanza Aguirre ganadora, salvo que los malos augurios que en la propia Comunidad Valenciana y dentro del PP realizan respecto al Ayuntamiento de Alicante y la Diputación de Valencia se extendieran hasta hacerle perder la mayoría absoluta de que dispone a Francisco Camps. Algo que no entraba en los análisis de hace unos meses, pero que ahora ya entra en las proyecciones electorales, máxime si desde Moncloa se hacen coincidir a finales de mayo del 2007 las tres citas con las urnas. Si hace unos días y antes de la reunión de la plana mayor
del PP, Mariano Rajoy y Eduardo Zaplana intentaban limar asperezas y presentar un frente unido tras la aprobación del nuevo Estatuto andaluz pactado entre Manuel Chaves y Javier Arenas, y el posicionamiento de Dolores Cospedal en Castilla la Mancha, el resultado negativo tomó carta de naturaleza en el duro artículo que el portavoz parlamentario publicó en el diario El Mundo el pasado viernes, y en la defensa cerrada que Rajoy consiguió para las actuaciones de Piqué y Arenas. Dos días más tarde, en Alcalá de Henares, Rajoy y Aguirre rivalizaban en aplausos ante un auditorio entregado a los ataques que ambos realizaban de la política antiterrorista de Zapatero y de las declaraciones del presidente en la Cumbre Iberoamericana.
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