La escena, la foto de la semana
El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, han protagonizado esta semana una cariñosa foto con ocasión de la reapertura de una línea de Metro. Parece que se quieren.
Pero solo parece. Gallardón, además de sus problemas privados, tiene ahora problemas políticos por su interés en hacer las listas municipales para conformar un grupo homogéneo de cara a gobernar en el 2007.
Aguirre está con la mosca detrás de la oreja y sabe que ella es el partido y quiere meter mano a las listas para que no ocurra eso de que el Gobierno municipal sea un verso suelto y mientras Gallardón va de progre, sin tener el apoyo del partido, ella pueda ser derrotada. No le falta razón. En las próximas semanas vanos a ver cosas muy divertidas, además de conocer el candidato alternativo del PSOE. Quizá sea su vecino.
Mientras, el Ayuntamiento pone medidas en contra del tráfico equivocadas. Y no porque sean malas, sino por la falta de explicación, y sobre todo, la falta de flexibilidad en su aplicación. Cerrar al tráfico un barrio entero y poner multas a diestro y siniestro, como se va a hacer en Embajadores, no es de recibo. Las arcas municipales se van a llenar de dinero, pero el cabreo de los cientos de automovilistas que se van a ver sorprendidos con sanciones fotográficas cuando atraviesen el centro va a ser mayúsculo. Es algo novedoso en España, al igual que lo es cerrar todo un barrio sin otra barrera que la de prohibido pasar.
Son medidas que además de novedosas deben aplicarse de forma temporal y territorializadas. Tampoco es de recibo hacerlo en fase preelectoral, en la que hemos entrado hace algunos días. Pero a Gallardón y a su gente le da igual, pues saben que a pesar del cabreo, al final las obras van a quedar bien y los ciudadanos irán a votar PP para castigar a un PSOE errante en el Ayuntamiento de Madrid.