Oscar Alcaide

El desafortunado "caso Malaya" ha arrojado una imagen nefasta sobre los responsables municipales del Urbanismo marbellí, y sobre el resto de los gestores que se encargan de esta materia en el resto del país. Irregularidades como las detectadas en Marbella no contribuyen a mejorar el denostado prestigio de los promotores inmobiliarios, menos aún cuando comienzan a producirse casos similares en otras zonas de España.
En Madrid, tres promotoras del nuevo desarrollo que se está levantando al este del municipio de Parla, deberán devolver diez millones de euros a cerca de 440 compradores de vivienda protegida por pretender cobrar "indebidamente" a los propietarios participación indivisas de locales situados en esos inmuebles. Las empresas implicadas son Progesur, Inversiones Orgaz y Valdepelayos. Según Eugenio Santos, portavoz de IU en la localidad, se están tramitando, además, devoluciones por parte de la promotora Sivipol. Mientras tanto, desde el Ayuntamiento, el concejal de Planificación Urbanística, Wilfredo Jurado, ha asegurado que se trata de "prácticas aisladas" y ha destacado las bondades del plan de desarrollo de la zona, que incluye más de doce mil vivienda, el 75% de ellas con algún tipo de protección.
Sea como fuere, el fantasma de la especulación vuelve a pulular sobre la vivienda protegida, lo que no deja en buen lugar a los promotores, ni a los políticos, que se empeñan en fomentar el desarrollo de este tipo de hogares para rentabilizar esta iniciativa en las urnas, sin tener en cuenta los métodos empleados para adjudicar y vender estos pisos. El empleo de dinero negro es ya todo un clásico en la comercialización de vivienda protegida, y para erradicarlo sería necesario un control exhaustivo por parte de las administraciones competentes (los ayuntamientos en primer lugar, y en segundo las comunidades autónomas). Mejorar la accesibilidad a la vivienda es un objetivo político perfectamente lícito, siempre que se extremen los controles para evitar que se desvirtúe en favor de otros fines menos éticos y más lucrativos.