Pisos para divorciados

Con 36 años y una experiencia de vida matrimonial de dos años y dos meses, la verdad es que por una vez en su vida este hombre ha tenido suerte en uno de los problemas donde más difícil resulta tenerla en estos momentos. Como será la cosa que a los jóvenes de ahora les gusta -sin ninguna duda- mucho más que les toque el piso que han pedido en los sorteos que Comunidad y Ayuntamientos están promoviendo, a que salga su número premiado con el Gordo de la Lotería de Navidad. Hasta ese punto llega el afán por conseguir un piso en la actualidad.

Una de las maneras de conseguirlo es convertirse en hombre y mujer singular -como lo son los divorciados, los jóvenes, los mayores, las madres solteras o los parados de larga duración- porque eso da derecho a competir en la Lotería de la Vivienda con más posibilidades de que salga tu número.

Lo peor que te puede ocurrir, si tienes que participar en estos sorteos de viviendas, es ser hombre, de entre 35 y 60 años, estar felizmente casado, tener hijos, un trabajo estable y agotador, y ganar más de 5,5 veces el salaario mínimo interprofesional. Si usted reúne esas condiciones absténgase de pedir ninguna vivienda de protección pública, aunque su salario no le de, en absoluto, para comprar un piso modesto en el mercado libre.

La diferencia entre los precios libres y los protegidos ha ido creciendo a medida que han pasado los años y, en la actualidad, en una vivienda de tres habitaciones, en torno a los 90 metros cuadrados, podemos encontrar un “desfase” de hasta 120.000 euros. Esa cifra suele ser la diferencia entre lo que se puede pagar y el imposible.