La presidencia del Atlético de Madrid rompe esa táctica de prudencia, y la posterior y reciente concesión de diez canales de televisión digital terrestre en la Comunidad de Madrid le convierten en el hombre de moda en todos los mentideros políticos, económicos y sociales de la capital del Reino.
El 28 de julio, tras el oficial Consejo de gobierno, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid,
Ignacio González, informa a sus compañeros del Ejecutivo autonómico que la lista de los concesionarios de la TDT ya está aprobada por la presidenta, tras cinco meses de tenerla sobre la mesa de su despacho.
Juan José Güemes pregunta por los nombres y "Nacho" los va leyendo. No están ni
Julio Ariza, ni
Blas Herrero, que aparecerán en la lista definitiva que se dará a conocer el cuatro de agosto.
Güemes defiende al editor de Epoca e Intereconomía y hace ver a sus compañeros que
Ariza lleva defendiendo al Gobierno regional y a su presidenta muchos meses, tanto frente al Gobierno central de
Zapatero como frente al Gobierno municipal de
Ruiz Gallardón, y que no se puede premiar sólo a
Federico Jiménez Losantos y a la COPE. Horas más tarde, quien recibe la llamada de
Francisco Alvarez Cascos es la propia presidenta. El propietario de Kiss FM consigue dos de las digitales solicitadas. Al resto de las ofertas "madrileñas", con la Localia de
Jesús Polanco a la cabeza, ni agua. El gran triunfador con sus diez concesiones, una auténtica cadena autonómica que desde el principio se valora por encima de los 100 millones de euros, y que además le permitirá al empresario cinematográfico y audiovisual "llevar" sus películas a todos y cada uno de los hogares de la Comunidad. Cine en casa y a la carta, otra “cadena de distribución” por la que en el futuro se pelearán los grandes distribuidores americanos, a los que tan bien conoce Cerezo.
Los alcaldes madrileños del PP, a los que se les había prometido consultar, se enteran por los periódicos. Y en Génova, ni
Mariano Rajoy, ni
Angel Acebes han podido mover ficha. La polémica decisión se ha "cocido" y cerrado en la intimidad de
Esperanza Aguirre y su hombre de confianza. Confianza que no sólo no ha disminuido tras dos años de gobierno, sino que ha ido en aumento, pese a las batallas internas en las que el mantenimiento sin fisuras de esta relación ha desembocado, desde Majadahonda a Arganda, por colocar dos municipios con parecidos problemas urbanísticos; y desde
Francisco Granados a
Juan José Güemes, por colocar a dos de los más cualificados representantes de las familias políticas del PP madrileño; con un segundo vicepresidente,
Prada, siempre a la expectativa de lo que una crisis de gobierno pueda generar en el inmediato futuro.
Dos meses antes, en el Paseo de la Castellana y muy cerca del estadio Bernabeu, el empresario
Fernando Martín ultima la oferta conjunta que él mismo desde Martinsa,
Marc Rich desde Andrea, y el periodista
Lalo Azcona, van a hacerle a
Enrique Cerezo y a
Miguel Angel Gil por los derechos urbanísticos del estadio Manzanares, toda vez que se cambie el uso urbanístico de ese suelo desde la Comunidad y el Ayuntamiento de la capital y puedan edificarse viviendas y zona comercial, junto con la planta de cerveza Mahou. Son 22 millones de euros que, en caso de no llevarse adelante el proyecto, serán "devueltos" con la garantía del propio
Cerezo. A la oferta se sumarán tres nuevos promotores inmobiliarios como garantía de poder realizar el proyecto que, junto al enterramiento de la M-30 en esa zona, más va a cambiar la ciudad en la salida sur de la capital.
Si
Enrique Cerezo tiene motivos más que suficientes para celebrar su almuerzo en Jockey antes de las vacaciones con los tres periodistas, y no se despegará del teléfono móvil mientras pasea por las tiendas de
Marina Botafoch en Ibiza dos semanas más tarde, su anfitrión de una de las cenas “obligadas” del verano en la capital del Reino y a la que asiste junto a
Pedro Antonio Martín Marín, el expresidente de Hispasat y candidato a presidir Tele Madrid o el nuevo Palacio de Deportes de la calle Goya, el eficaz, agradable, divertido y muy bien relacionado,
Pedro Pérez, se encuentra en una situación parecida. Si el macroproyecto de convertir Madrid en una gran plató de cine no se ha desarrollado en su totalidad, los pasos que se van dando están en el mejor de los caminos. Su amistad con
Cerezo viene de antiguo y sus inquietudes y forma de entender los negocios en general, y los audiovisuales en particular, son muy parecidas. Y el grupo en el que se apoyan, de los más poderosos y relacionados desde su pertenencia al viejo partido liberal que fundara
Joaquín Garrigues.
Si “la amistad viene de dentro”, tal y como asegura el spot de una conocida marca de cerveza,
Cerezo, Pérez, Martín Marín e
Ignacio González pueden dar buen ejemplo de ello en unión de otros dos conocidos e importantes expertos del sector audiovisual español,
Jorge Sánchez Gallo y
Alvaro de la Riva. Sus sucesivos pasos por TVE, Antena 3 y Via Digital, así lo demuestran. Y si dentro del PP pueden contar con apoyos de la importancia de
Esperanza Aguirre y
Eduatrdo Zaplana, dentro del PSOE más de uno no olvida que en la etapa de
Felipe González llegaron incluso a ser socios del omnipresente
Enrique Sarasola.
raulheras@retemail.es