Nobleza arruinada

“Esta casa siempre ha costado a sus propietarios -afirma el conde- Cada año perdemos entre 300.000 y 500.000 euros”, se lamenta. Las visitas públicas al castillo (el año pasado 235.250 personas pagaron por ver lo que esconden sus salas) y el alquiler de algunas de sus salas para celebrar recepciones, como escenario para películas o reportajes fotográficos, no son suficientes para hacer frente a estos gastos. Y mucho menos si se trata de reparar un tejado cuyas obras se valoran en unos tres millones de euros.

Hace doce años que el conde no recibe ningún tipo de ayuda de la administración para mantener el inmueble, pero ahora el Gobierno galo ha accedido a financiar el 40% del coste de estos trabajos, y el Ejecutivo regional correrá con otro 10% de los gastos. Eso significa que el propietario del castillo aún tiene que autofinanciar un millón y medio de euros. De ahí la idea de la subasta de arte, por la que prevé sacar más de 500.000 euros.

Pocos saben que este magnífico edificio, que empezó a construirse en 1656 y se acabó cinco años más tarde, sirvió de modelo para el famoso palacio de Versalles. Es más, los mismos arquitectos y jardineros que diseñaron este último hicieron antes el de Vaux le Vicomte.

Concebido como una vivienda por el joven ministro de finanzas de Luis XIV, Nicolás Fouquet, este orgulloso propietario cometió el mayor error de su vida al invitar a la fiesta de inauguración del castillo al por entonces joven monarca. Deslumbrado y disgustado por la ostentación de la fiesta, el soberano ordenó la instrucción de un sumario e hizo encarcelar a Fouquet, que murió en prisión en marzo del año 1680.