Villa y corte/Alberto Delgado
8.000 millones “olímpicos”
No sólo es Madrid capital la que va a volcarse para conseguir las Olimpiadas de 2012. La Comunidad madrileña va a invertir en el proyecto olímpico ocho mil millones de euros en los próximos ocho años, según ha hecho público la presidenta Esperanza Aguirre. Es mucho dinero, y, bien invertido, puede contribuir eficazmente a mejorar la imagen de Madrid, y a elevar la calidad de vida de sus habitantes.
Estos esfuerzos, aunque no se consiga la ansiada nominación, son buenos para la capital. Por lo pronto, la Comunidad se ha comprometido a llevar el Metro hasta el estadio de La Peineta, lo que va a representar una inversión de 340 millones de euros.
Más cercanos en el tiempo están los presupuestos para el próximo año, que, como es lógico, han sido criticados por la oposición. Son unos presupuestos equilibrados, lo que es un error para el portavoz de Izquierda Unida, Fausto Fernández, al que por cierto no le han ido muy bien las recientes elecciones en su grupo. El señor Fernández afirma que el equilibrio presupuestario provoca desequilibrio social. Es una opinión muy respetable, aunque discutible. Lo que nadie puede discutir es que el desequilibrio presupuestario provoca déficit, y el déficit endeudamiento, y las deudas hay que pagarlas, tanto si lo hacen los de ahora como los que vienen detrás, en una herencia envenenada que siempre es una mala herencia.
El Gobierno regional dice que baja los impuestos selectivamente, y abre la brecha con el Impuesto sobre Sucesiones, que hay que reconocer que, tal y como está ahora, es profundamente injusto. La portavoz adjunta del PSOE, Ruth Porta, duda de que los impuestos bajen, porque aumentan la recaudación. La duda es razonable, pero está claro que se puede recaudar más sin subir impuestos. Basta con que aumente el número de contribuyentes.
Por su parte, el portavoz del Partido Popular, Antonio Beteta, hace hincapié en que se incrementa en 1.000 millones de euros el gasto social. El problema es si este gasto social está bien repartido.