El mercado se prepara para nuevos movimientos corporativos entre inmobiliarias y constructoras

R. Gómez/Gema Fdez.
Madrid

Los dos últimos años han sido abundantes en sorpresas dentro del sector inmobiliario y constructor. Las primeras llegaron de los dos grandes bancos: SCH y BBVA, que vendieron sus respectivas joyas inmobiliarias: Vallehermoso y Metrovacesa. Ambas fueron adquiridas, con importantes plusvalías, por peces pequeños que en este caso se comieron al grande. Pero todavía tuvo más impacto la venta relámpago que hizo Botín de Dragados a Florentino Pérez.
En todos los casos, los precios pagados fueron muy altos y, además, ha habido que añadir las OPAs que tuvieron que realizar ACS sobre el 10% adicional de Dragados o la de Bami también sobre otro tanto del capital de Metrovacesa. Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo en que los precios de los títulos de las inmobiliarias y constructoras siguen estando muy por debajo del valor potencial de estas empresas, que son las que más han ganado en los últimos diez años.

Nuevas operaciones.- El mercado está pendiente en estos momentos de los movimientos que puedan realizar las familias más tradicionales: Del Pino, Koplowitz o Entrecanales, para mantenerse a la cabeza del sector frente al ataque de los novatos: Florentino Pérez (ACS-Dragados), Joaquín Rivero (Bami-Metrovacesa) y José Manuel Loureda (Sacyr Vallehermoso).
Ferrovial ha hecho recientemente tres grandes inversiones: la OPA sobre el grupo británico Amey (que controla el mantenimiento del metro de Londres), la compra de la empresa de limpieza Cespa a Agbar (La Caixa) y la entrada estratégica, junto a Alicia Koplowitz, en el capital de Inmocaral, la antigua Fosforera, el imperio de la familia Fierro.
Los Entrecanales han sido mucho más agresivos en los últimos meses y han invertido gran parte de las ganancias conseguidas en Vodafone en Transmediterránea, donde ganaron la puja por la empresa pública llevando como socio al ex ministro Abel Matutes. También han comprado la sociedad de energía eólica EHN y, sobre todo, le han dado un susto de muerte a Esther Koplowitz al hacerse con el 8,7% de FCC que poseía el multimillonario belga Albert Frères.
No ha sido éste el único disgusto que se ha llevado la mayor de las hermanas Koplowitz, porque la crisis de Vivendi provocó un fuerte oleaje en torno a FCC, pero las buenas maniobras de Marcelino Oreja consiguieron evitar que el naufragio de Jean Marie Messier afectara a la constructora española. Messier no consiguió, en los cinco años que fue socio de FCC, que se vendiera la sección de construcción, por la que postularon algunos “tiburones” españoles, como el propio Florentino Pérez.
FCC ha comenzado a dar también tímidos pasos en sus negocios internacionales, donde sólo tiene una posición estable en Portugal. Acaba de crear una sociedad en Rumanía, de cara a los mercados de Europa del Este y piensa en América Latina en cuanto comiencen los signos de recuperación económica.
La salida de Alicia Koplowitz de FCC restó oportunidades de crecimiento a la constructora, que es líder en el sector de servicios. La hermana pequeña ha invertido sus ganancias en nuevos negocios inmobiliarios, como la compra del 5% de Inmocaral y la adquisición de varios inmuebles en Madrid y Barcelona, junto a Amancio Ortega (Zara).
Florentino Pérez, que ya ha anunciado que piensa repetir como presidente del Real Madrid en las próximas elecciones blancas, ha dicho que tras la fusión de ACS y Dragados podrían venir nuevas compras, pensando siempre en alguna otra constructora o inmobiliaria grande, como podría ser la propia Urbis, a pesar de que Antonio Trueba ha afirmado repetidamente que no está en venta. Posición que ha corroborado la presidenta de Banesto, principal accionista de la compañía, Patricia Botín.
La compra de acciones de ACS que han hecho Alberto Cortina y Alberto Alcocer, tras vender su parte del Zaragozano, ha reforzado la posición de Florentino, aunque algunas fuentes siguen insistiendo en que los March (21%) estarían dispuestos a vender sus acciones.

Luchas internas.- Las pugnas –amistosas por otra parte- entre los principales accionistas de Sacyr Vallehermoso tienen el aliciente de saber si a medio plazo se va a consolidar la afición de Juan Abelló hacia los sectores constructor e inmobiliario, o es una inversión refugio como la de muchos financieros que esperan tiempos mejores para volver a los valores más cotizados de la Bolsa.
José Manuel Loureda y Luis del Rivero se han hecho un hueco gracias al éxito de Sacyr, una pequeña constructora que ahora juega a lo grande. De hecho, parecen ser los verdaderos competidores de Florentino Pérez, con quien Abelló y Del Rivero comparten butacas en el palco del Real Madrid como miembros destacados de la directiva.
Otro recién llegado que busca su sitio es Fernando Martín, a quien sus propiedades en Martinsa (con gran presencia en los PAUs del norte de Madrid y en Móstoles) no le han dejado entrar en el consejo de S y V, por ahora.
Pero el héroe más popular del sector en la actualidad es Joaquín Rivero, al que le han bastado cinco años al frente de Bami, una mediana inmobiliaria, para dar el salto a la fama con las compras de Zabálburu (donde hizo frente a Tabacalera) y de Metrovacesa, en cuyo camino ha estado a punto de despeñarse más de una vez, como cuando tuvo que hacer frente a la OPA hostil de Caltagirone y Marchini. Ahora se convertirá en presidente de la mayor inmobiliaria del país.