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Crítica futbolística de la crisis

No creo que haya habido antes una crisis económica que se haya narrado tan paso a paso como la que estamos viviendo. Se trata de una crisis anunciada, relatada hora a hora y con comentarios a cada momento, vamos, como si se tratase de la retransmisión de un partido de fútbol, sino fuera porque en este partido los españoles nos jugamos bastante más que la Eurocopa. El delantero en punta, Pedro Solbes, se ha venido abajo y ya no mete goles como antes y el centrocampista y director del juego, José Luis Rodríguez Zapatero, ya no sabe dar los pases medidos que le hicieron famoso en las temporadas anteriores. Los únicos que aguantan un poco el tirón son el portero y el defensa central, María Teresa Fernández de la Vega y Alfredo Pérez Rubalcaba, respectivamente, pero no dan a basto y los delanteros contrarios se empiezan a colar por los dos defensas donde ni Celestino Corbacho, el lateral derecho fichado este año, ni Magdalena Alvarez, que ya fue muy cuestionada por la afición en la temporada pasada, son capaces de poner freno a las embestidas de la crisis con medidas sociales o con inversiones públicas.En el centro del campo, las dos Elenas, Espinosa (Agricultura) y Salgado (Administraciones Públicas), además de Mercedes Cabrera (Educación y Asuntos Sociales) no tienen ninguna imaginación para dar más juego al conjunto y tampoco tocan -o les dejan tocar- mucho el balón César Antonio Molina (Cultura) y Bernat Soria (Sanidad).Beatriz Corredor, cuya misión era meter goles para detener como fuera al fantasma de la caída inmobiliaria, muestras mejores formas que efectividad, al estilo de Eto’o, que una veces mete muchos goles y a la semana siguiente ni los huele. Mucha teoría, pero poca práctica.De los otros delanteros, que tienen que hacer subir el marcador, lo peor que se puede decir es que los únicos que parece moverse un poco y tirar a puerta con algún sentido es el de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, que ha comenzado a ver los tres palos de la portería contraria desde que Obama ganó su particular partido a George Bush: y Carmen Chacón, que es un producto de la cantera que cae bien a los forofos, pero que no puede hacer más que ver el desastre de su equipo.

Miguel Sebastián, presentado a principios de temporada como el gran fichaje del año, está más tiempo en el suelo, arroyado por la defensa contraria, que sobre sus dos pies y así no hay manera de tirar a gol. Lo más cerca que ha estado de chutar a puerta ha sido cuando hizo un Plan Renove en el que sólo se vendieron 50 vehículos. El entrenador ha pedido que se le de más tiempo, pero no sólo no chuta a puerta sino que encima se estorba con el otro fichaje, Cristina Garmendia, empeñados en jugar los dos por el centro sin utilizar el juego lateral que tanto resultados dió al equipo de Zapatero en las últimas temporadas.Al otro fichaje estrella, Bibiana Aido (Igualdad), no le ha llegado en los últimos partidos ni un sólo balón de sus compañeros y algunos dudan de si está jugando o no en el equipo. Si por los aficionados fuera -y a tenor de las encuestas de popularidad publicadas- hace tiempo que el entrenador habría prescindido de Aido, Magdalena Alvarez, Miguel Sebastián y Beatriz Corredor. El equipo necesita un revulsivo si no quiere acabar la temporada perdiendo la Liga de la Crisis y con posibilidades de que los aficionados acaben provocando la caída del entrenador y unas nuevas elecciones en el club.Zapatero podría tomar nota de los métodos de un club de fútbol, el “Galáctico Pegaso”, de Tres Cantos (Madrid), que juega en Tercera División, donde los socios pueden participar en las decisiones estratégicas del club a través de Internet, decidiendo sobre los nuevos fichajes y hasta escoger la alineación ideal. Y hasta pueden sustituir al entrenador, si se diese el caso. Todo un ejemplo de democracia para los partidos políticos.Todo el mundo está de acuerdo en que Zapatero, que es un entrenador al que le gusta dar libertad a sus jugadores -siempre que las cosas vayan bien- se equivocó al hacer su nuevo equipo y especialmente en los fichajes pretemporada. Es verdad que no se esperaba que el contrario -la crisis- fuera a ser tan fuerte, porque si lo hubiera previsto habría recurrido a defensas más duros y correosos, bregados en crisis anteriores, como Joaquín Almunia, que juega en Europa y que ya ejerció de defensa como ministro de Trabajo en tiempos de la dura crisis de 1984-87 cuando el entrenador era Felipe González.

Es difícil, sin embargo, hacer planes en plena racha de derrotas cuando todo el mundo está mirando al equipo con lupa y cuando se critica el más mínimo movimiento en un sentido o en otro. Que si la venta de Repsol va a empeorar la situación del equipo, que si repartir primas millonarias a los bancos es contraproducente y significa alentar a los malos empresarios, que si nadie hace nada por impedir la expropiación de Aerolíneas Argentinas, etc. Además, lo que está claro es que ninguna de las medidas que ha tomado hasta ahora el míster han servido para mucho. Es verdad que Zapatero no ha perdido la calma y sigue pensando que todos los problemas tienen solución y al final de la temporada vendrán los triunfos. Y si no, habrá que ir pensando en otro entrenador.
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