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Otra excencentricidad arquitectónica que crecerá fuera de lugar

Este proyecto se preocupa especialmente por el ahorro energético y la sostenibilidad

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
14/11/2007.- El estudio de arquitectura de Norman Foster ha presentado un nuevo proyecto: una torre de cristal respetuosa con el medio ambiente en forma de diamante y en mitad de un bosque siberiano
El último proyecto del estudio de arquitectura de Norman Foster se preocupa especialmente por el ahorro energético y la sostenibilidad, manteniendo también una línea estética vanguardista y atractiva. El despacho del afamado arquitecto británico no deja de trabajar, y tiene proyectos en los cinco continentes, especialmente en Europa y Asia. Parece increíble que se pueda acordar de la gestación de cada uno de ellos en las presentaciones a las que suele acudir (recientemente estuvo en Pekín visitando el desarrollo de las obras del aeropuerto que diseñó Foster + Partners para esta ciudad). De momento, a pesar de haber cumplido ya los 72 años, Foster sigue demostrando la misma vitalidad y energía en todas sus comparecencias y, que se sepa, aún no ha cometido el desliz de presentar, por ejemplo, un puerto en Alemania (prepara uno en Berlín) confundiéndolo con un diseño de un macrocentro comercial del automóvil de Zaragoza (que también prepara).
La última propuesta de Foster + Partners se ubicará en un espacio arbolado en la ciudad de Khanty Mansiysk, ubicada en la región rusa de Siberia. La zona que durante el mandato del dictador Stalin acogiera los tristemente famosos gulags, con miles de prisioneros políticos muriendo en sus campos de trabajo, exhibirá ahora una enorme joya arquitectónica: un diamante gigante, de 280 metros de altura, construido por varias capas de vidrio. La obra, bautizada como Green Tower (la Torre Verde), está diseñada con el objetivo de aprovechar los recursos energéticos de su entorno. El objetivo de los arquitectos es conseguir una forma armónica con su contexto, creando, a la vez, un edificio emblemático.
La torre se estructurará de tal manera que su espacio principal quede abierto hacia al sur, para aprovechar lo máximo posible las horas de sol durante el día, haciendo así innecesario, en la medida de lo posible, el uso de luz artificial. Además, la estructura general está concebida para aprovechar recursos de energías renovables. El complejo será de uso mixto, incluyendo viviendas, oficinas, hoteles y comercios. Además, la torre estará culminada por un gran restaurante en su cúspide. Todos los servicios estarán integrados en una gran terraza con vistas.
Según los autores del proyecto, este diseño es sensible con el paisaje local y minimiza la intervención sobre la ubicación, asegurando su condición natural. Esta ubciación es una zona boscosa sobre una colina. En ella, se instalará la gran torre, elevadas sobre dos "edificios podio".
Con este proyecto son ya cinco los proyectos que el estudio de arquitectura de Foster tiene en Rusia (dos en San Petersburgo y dos en Moscú, además de este último). En España, el equipo del arquitecto británico ya ha presentado otros diseños, como el del Camp Nou en Barcelona, la Ciudad del Motor en Zaragoza, las bodegas de Faustino (Ribera del Duero) o la torre de oficinas en La Castellana (una de las cuatro que se levantan sobre los antiguos terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid), entre otros muchos. Con todas estas creaciones, Foster se convierte en uno de los más prolíficos arquitectos de nuestros días y uno de los artistas más afamados del mundo. Su última creación, el diamante que crecerá en la estepa siberiana brillando sobre una gran superficie boscosa, nace con la vocación de "edificio sostenible" y respetuoso con el medio ambiente. A pesar de ello, no parece pegar mucho con un entorno vegetal abigarrado. Más bien podría tratarse del último capricho arquitectónico de una disciplina artística que cada vez nos tiene más acostumbrados a las excentricidades.
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