Cien arquitectos en el desierto
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
28/05/2008.- Tras diseñar el estadio del “Nido de Pájaro” para las Olimpiadas de Beijing, Herzog & de Meuron se afianza en el mercado chino orquestando un delirante proyecto urbanizador en plena estepa mongola
El desarrollismo da frutos alucinantes. Las entrañables fanfarrias de “Bienvenido Mr. Marshall” tienen un reflejo real pero menos poético en situaciones como la del grupo internacional de arquitectos, deambulando como visionarios por la estepa asiática, en busca de inspiración para un proyecto extravagante: Ordos 100, una urbanización residencial a las afueras de un municipio secundario en una provincia remota de China, casi a las puertas de Mongolia.
La iniciativa tiene todos los ingredientes para convertirse en una película de Berlanga o de Fellini. Un rico empresario local, Cai Jiang, proyecta invertir una cantidad escandalosa de dinero (ha estimado el presupuesto en 1.000 millones de dólares, por decir algo) para construir un barrio para gente adinerada. Cada una de las cien casas que tendrá este barrio tendrá la firma de un estudio diferente, venido de diferentes puntos del mundo, a cual más alejado.
El proyecto se antoja faraónico, pero teniendo en cuenta el marco en el que se desarrollará (los alrededores semidesérticos de la localidad de Kangbashi, a cerca de 1.000 kilómetros de Beijing, la aventura toma tintes irreales. Lejos de morir de abulia en algún despacho, la iniciativa llamó la atención de las autoridades chinas y fue creciendo con la suma de nuevos elementos como Ai Weiwei, mezcla de artista provocador y diletante hombre espectáculo, o del estudio de Herzog & de Meuron, que se comprometió a reunir a arquitectos de todo el mundo para dar forma a Ordos.
Que nadie espere firmas de primera línea. La convocatoria para participar se hizo mediante el envío masivo de un mail desde la empresa de Weiwei, llamada Fake Design (“falsificación de diseño”, en inglés). En estas circunstancias no es extraño que en una primera remesa sólo contestasen a la invitación 28 pequeños estudios, que fueron llevados a Kangbashi para que presentasen un primer boceto de sus viviendas y conociesen su ubicación sobre el terreno. Así llegamos a la última escena, por ahora, con la que se abría este artículo: en un frío día de abril numerosos periodistas y cámaras siguen de cerca a varias decenas de arquitectos extranjeros, que deambulan por un páramo desértico. Unos fijan su mirada en la lontananza, otros fotografían un mar de dunas y arbustos sin fin.
La visita fue sólo un nuevo episodio (quizá el más mediático) en el desarrollo de un plan peregrino, que culminará con la construcción de cien villas de formas caprichosas. El precio de mercado de estos inmuebles, cercanos a los 1.000 metros cuadrados de superficie, será de más de un millón de euros. El hecho de que los trabajadores locales cobren menos de 80 euros al mes muestra a las claras que el perfil de comprador es ligeramente diferente. Quizá los obreros puedan aspirar a comprar otras viviendas en los alrededores de esta urbanización, que prevé seguir creciendo hasta llegar a 2.500 edificios, equipados con un centro comercial y un complejo de congresos.
El Distrito Cultural de Ordos, como Cia Jiang ha dado en llamar a su proyecto, es un reflejo de los cambios vertiginosos de la sociedad china, al amparo de una economía de ritmo explosivo, más que emergente. Así, la riqueza minera de la región de Mongolia Interior es la explicación de un proyecto impensable en cualquier país desarrollado.