Pero ofrecer una vivienda de alquiler atractiva, que llame la atención de una clientela solvente, requiere un esfuerzo de tiempo y dinero. No basta con publicitar una casa limpia y bien pintada, es preciso vestirla de arriba a abajo con elementos que aporten serenidad y confort.
Para decorar correctamente la vivienda en alquiler podemos tomar dos caminos. El primero, hacerlo por nuestra cuenta, y el segundo, encargárselo a un profesional del interiorismo. En la actualidad, hay empresas especializadas en esta materia; realizan una visita al inmueble y lo visten para que luzca de la mejor manera posible. Así, el éxito está asegurado. Una vivienda bien decorada se alquila mucho antes que una que no lo está, y además, se puede pedir por ella un alquiler más alto.
Pero ¿qué criterios se han de seguir a la hora de decorar? No hay que perder de vista la importancia de la imagen principal. Las viviendas para alquilar buscan agradar al mayor público posible, por eso se han de aplicar soluciones funcionales.
Funcionalidad
Este es el primer criterio por el que se rigen los decoradores en el momento de vestir un piso para alquilar. El mobiliario y la distribución de los espacios deben ser funcionales, donde cada elemento tenga un porqué y se adapte a las necesidades de los habitantes. Por eso importante pensar ante todo en el posible destinatario del producto. No es lo mismo un hombre o una mujer solos, que una pareja con hijos.
En este sentido, el estilo de mobiliario que más convence es el de tipo nórdico. Las creaciones escandinavas son elegantes y funcionales, huyen de la estridencia y encajan a la perfección en cualquier tipología de inmueble. Además, menos es más. No es conveniente recargar los espacios con muebles auxiliares innecesarios o composiciones abigarradas; el público prefiere mayoritariamente las visiones diáfanas y luminosas, que aporten claridad y sensación de desahogo.
Colores neutros y maderas naturales
En cuanto a los colores, la recomendación es seguir con la línea del diseño nórdico: tonalidades neutras que aporten calidez y un toque de elegancia. Si queremos agradar al mayor público posible, hay que huir de colores estridentes o combinaciones arriesgadas. Los colores subidos pueden ser atrayentes, pero llegan a cansar. Así que es mejor ir sobre seguro y centrarse en la gama de blancos, grises, marrones o beiges.
El criterio de los colores neutros es aplicable a todos los elementos del hogar, tanto a las paredes, como al mobiliario, cortinas y alfombras. Y en cuanto a los materiales, la madera siempre triunfa, en especial las de tonalidades claras como el pino, el roble, la haya o el arce.